Creación
De Bretaña a Jarabacoa, el paisajismo refinado de Roger Concepción

<STRONG>Creación<BR></STRONG>De Bretaña a Jarabacoa, el paisajismo refinado de Roger Concepción

Fiel a su contribución con la Fundación St. Jude, que ayuda al tratamiento los niños con cáncer, Roger Concepción presenta, a beneficio de la asociación, su decimotercera exposición individual en el Museo de las Casas Reales. El espacio expositivo de la mansión histórica conviene a esos cuadros de formato “íntimo”, esperados en cada individual por un número impresionante de seguidores del artista.

Lo cierto es que cada exposición de Roger Concepción invita a redescubrir su obra. Nadie como él ha sabido interpretar los paisajes de la Francia eterna, de esa Bretaña interior donde reside desde hace muchos años. Recordamos al respecto lo que Marta Traba decía de un pintor colombiano: “Su estilo estaba lleno de lealtad hacia las cosas: no las aceptaba transitoriamente para experimentar con ellas (…) sino que las recibía como el verdadero reino de este mundo, reino efectivo e irremplazable”. Esa misma impronta “irremplazable”, la encontraremos en los paisajes de Jarabacoa y Constanza que el artista dominicano ha integrado en la muestra.

La exposición.  Una mirada superficial clasificaría esta recreación de la tierra entre realista, naturalista y/o neoimpresionista. Sin embargo, no creemos que la búsqueda de una ubicación según movimientos y tendencias tenga importancia alguna o al menos vaya a definir la expresión pictórica: Roger Concepción sobrepasa la definición de escuela y elabora una propuesta eminentemente personal.

Un don de poeta visual, una facultad de provocar la emoción en el “lector”, le hacen diferente, si no excepcional en su categoría. La sensibilidad nuestra ante su pintura nace de la propia sensibilidad del artista ante el paisaje, de su atracción ante el cuerpo, el espíritu, el alma de la naturaleza. Ese momento “vivido” en cada cuadro proporciona un verdadero placer, respondiendo a la fruición que suscitan en Roger Concepción, bosque, pradera y jardín. Sí, él los vive y ellos viven para nosotros: mirar el cuadro abre una ventana sobre el paisaje…

La percepción se amplía, y el contemplador, explorando sus propios sentimientos, se sobrecoge por el cambio perpetuo de aquellos espacios al aire libre, desde la efervescencia de la foresta hasta la quietud del pastizal, del cielo digno de un clásico hasta el espejo del agua mansa. Roger Concepción llama nuestra atención acerca de la peculiaridad de cada paisaje, pero en todos exalta comunes denominadores, conjugando la armonía y la pureza, la delicadeza y el esplendor. Hay unidad de estilo, también observamos una unidad estética y emocional…

La brisa silba en la arboleda brillante como la luz y susurra entre las briznas de la hierba manchada de amapolas. Las copas en flor de los árboles frutales parecen emprender una marcha triunfal, mientras se mecen en el pinar haces puntiagudas, dialogando con sus vecinas. Una atmósfera transparente y radiante, o levemente nebulosa –una propiedad del tratamiento cromático–, rige los matices, así mismo rayos solares introducen una iluminación mística. En fin, las metáforas del color, del ritmo y de la línea transcriben una arquitectura natural fascinante. 

Aunque frecuentemente sólo actúa el paisaje, Roger Concepción puede insertar figurillas animadas con óptimos resultados. Puntualizan una situación, un entorno: así en dos obras exquisitas, primero “El viaje” y su pareja misteriosa descubriendo una visión idílica, luego las tierras escarpadas y la pradera verdeante con el “acento agudo” de un potro. Eventualmente la presencia humana crece, la connotación se enriquece: el tiempo perdido se reencuentra con la memoria en un ambiente de novela proustiana…. Roger Concepción, virtuoso de la pintura, nos ofrece la libertad de mirar y evocar, de apreciar y localizar paisajes, hoy más sensibles que nunca.

Zoom

Presencia dominicana

Con o sin vegetación tropical, la topografía, el color, la perspectiva revelan los alrededores de Constanza o de Jarabacoa en algunas obras. Roger Concepción escogió zonas montañosas, frondosas y frescas, cuya imagen se identifica con  lo que es su idóneo tratamiento pictórico.

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