Desde hace ocho años se rinde homenaje a un gran pintor dominicano, hombre o mujer, abriéndose una actividad artística distinta. Cuando por primera vez  Casa Cuesta presentó esta transferencia de una obra pictórica a objetos múltiples de uso cotidiano, la iniciativa se aplaudió, pero se preguntaban si iba a tener seguimiento. No solamente ha continuado, sino que un público, cada vez más numeroso, siguió apoyando Arte de Café, que se ha vuelto una cita esperada por millares de personas… Adquirir cuadros de un  artista importante constituye un privilegio, igualmente poder disfrutarlo diariamente y a todas horas… Por otra parte, que nuestros más connotados  creadores plásticos tengan esa clase de difusión, y que la misma se realice de manera exquisita, mediante reproducción sobre un material cerámico noble, amerita los mayores elogios. Siete figuras magistrales del arte dominicano fueron escogidas sucesivamente, y Jorge Severino, en   2010 , ha tomado el relevo en este muy popular evento.

Arte de Café de Jorge Severino. Tal vez no hay una obra pictórica que se adecue más a la copia sobre porcelana que la de Jorge Severino, donde el blanco irradiante es un componente esencial y de ningún modo requiere una adaptación tonal, trasladado como decoración de la pasta vitrificada con una nitidez y una luminosidad impecables, ¡hasta con impresiones en relieve! Tazas y platillos, fuentes y platones, cada uno destaca  forma, dimensión y modo de expresión, con un encanto particular.

Las pinturas, que engalanan  esta “muestra” especial, suscitarán diferentes interpretaciones según nuestra sensibilidad, aunque está el denominador común, el que caracteriza toda la creación de Jorge Severino. Ha convertido a la mujer negra, afroantillana, en una criatura sublime. Conscientemente, le hizo ascender de su condición de esclava sometida a la posición de dueña y dama de alta alcurnia, belleza intensa y misteriosa, sino sobrenatural.

Ahora, en estas piezas, redescubrimos a aquellos retratos reales-imaginarios… Vislumbramos a una reina, coronada de cayenas cual un diadema mítico, ataviada de ropajes inmaculados y joyas seculares. ¿Jorge Severino habrá representado a la Reina de Saba, amada por el Rey Salomón, todavía ignota y legendaria? O se habrá recordado de la primera Reina haitiana de América, esposa del Rey Christophe, solemnemente consagrada? O, más sencillamente y avanzando en la historia, el pintor habrá plasmado a divas de la escena, la pantalla  o la pasarela?  Y, por qué no, mujeres criollas, anónimas y hermosísimas, como las hay tantas?

Líneas y colores, armonías y contrastes, triunfan en el negro modulado de la tez, el rojo dramático de la flor, el blanco reluciente del traje, identidad y definición de Jorge Severino. Esta nueva colección alcanza un máximo refinamiento y sofisticación. Y, si en las tazas se degustará el sorbo de café, ya sabemos, por ese mismo nivel estético, que, a menudo, platos y platones ornamentarán las casas y se convertirán en  exposición permanente de un maestro muy querido.

Contemplando a estas piezas singulares, no dejamos de recordar célebres versos de Charles Baudelaire, dedicados a la hermosura tropical: “Allí, todo no es más que orden y belleza / Lujo, calma y voluptuosidad.” Pues los encantos, originales y múltiples, de estos pequeños testimonios del gran talento de Jorge Severino evocan el orden, la belleza, el lujo, la calma e indudablemente la voluptuosidad, que canto el poeta.

El protagonista

Jorge Severino

Artista plástico

Nació en Puerto Plata, República Dominicana. Inició su carrera profesional en 1966 y dos años después participó en el IV Concurso Anual de Arte E. León Jiménez, donde obtuvo el Segundo Premio de Pintura. Ha realizado quince exposiciones individuales y participado en colectivas nacionales e internacionales, entre las que se destacan la Exposición Inaugural del Museo de Arte Moderno, Arte Actual de Iberoamérica, Exposición de Pintores Centroamericanos y del Caribe y Artistas Dominicanos en el Museo Metropolitano de Miami.