Creación
Pinacoteca  Banco Central en  edición ejemplar y completa

Creación<BR>Pinacoteca  Banco Central en  edición ejemplar y completa

La bibliografía sobre arte dominicano, que no ha dejado de ampliarse y hoy en día tiene una importancia cuantitativa y cualitativa, rica en informaciones y opiniones, revela el orgullo de una creación y creatividad plástica con historia, actualidad y futuro. 

El Banco Central de la República Dominicana, es un organismo que ha contribuido decisivamente a ese desarrollo, con su vasta e imponente colección, y la ha plasmado en una labor editorial.

Recientemente puso a circular el volumen “Pinacoteca, colección de obras de arte”, que, en una edición espectacular, muestra el caudal reunido con una preocupación -cada vez más afirmada- por corresponder al patrimonio y la evolución artística nacional. En un cofre negro entelado, que “atesora” la edición, un gran libro invita a mirar y a leer, a conocer y reconocer.

Fueron prácticamente dos años de preparación, coordinación, puesta a día, relectura, obviamente un trabajo en equipo arduo y exigente, encabezado por la Secretaría del Banco y estimulado por la Gobernación, lo que culminó en un aporte bibliográfico considerable.

La obra. El título es revelador y contemporáneo: “Pinacoteca, colección de obras de arte”. El término “pinacoteca” designa “una colección o museo de pintura”, pero el Banco también tiene esculturas. Por lo tanto, se subtituló genéricamente como “colección de obras de arte”. Y es justo que esta nueva edición  inserte la parte escultórica, muy pareja en su alta calidad. Luego, varias reproducciones de pinturas, ilustrando  los perfiles de determinados artistas, fueron cambiadas y los autores están mejor representados. O sea que Carmen Beatriz Rodríguez, al cuidado de la producción, ha  perfeccionado forma y contenido, completándose los resúmenes monográficos cuando los artistas figuraban en la primera edición. El diseño refleja las características formales anteriores y presentes. Lourdes Periche ha seguido a cargo de ese componente mayor para un libro de arte, pero lo ha embellecido y modernizado.

Textos y autores –Danilo de los Santos, Marianne de Tolentino, Vladimir Velázquez– siguieron igual curso, a la vez permanente y actualizador.

Cabría reafirmar que, todavía más que  en la publicación inicial, “este libro no significa solamente la crónica ilustrada de una colección, que en principio es su objetivo esencial, sino una obra de consulta sobre la plástica dominicana, y en particular sobre la pintura. Allí, artistas, críticos, estudiantes, coleccionistas, amantes del arte en general de República Dominicana y visitantes extranjeros, conseguirán datos y comentarios sobre el arte y los artistas dominicanos, que les estimularán a conocer la colección institucional y nuestra plástica en general.”

Algo nos parece fundamental y resalta en la Pinacoteca 2009, consiste  en que la colección es testimonio de los artistas  dominicanos a partir de “precursores y pioneros”,  de maestros –en buena proporción vivos y productivos aún–, y de más jóvenes ya confirmados.

La frase

Héctor Valdez Albizu

Durante más de seis décadas, el desarrollo de la plástica nacional ha expresado las mutaciones de la sociedad dominicana y su economía, el hábitat rural y urbano, y la visión esencial del hombre”.

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