Creación
Siete años difundiendo el arte y la cultura

<STRONG>Creación<BR></STRONG>Siete años difundiendo el arte y la cultura

Siete años ya marcan una etapa en la vida: se le llama la edad de la razón… o del razonamiento, porque se empieza a juzgar y a reflexionar. Cuando una institución celebra su séptimo aniversario, está en  plena juventud, en su fase inicial de desarrollo, en su perspectiva de proyección hacia el futuro. El Centro  León abrió el 3  de octubre de 2003, y a los siete años, más allá de habituales parámetros de apreciación, es un elemento capital en la escena regional, nacional e incluso internacional.

 A título de simple testimonio y desde una visión externa, si un intelectual, pensador o artista importante nos visita, se le dirige hacia el Centro León  para que pueda comprobar la  organización, la diversidad, el nivel del país en materia de arte y cultura. El invitado retorna convencido, seducido, sino maravillado, de que pueda existir un proyecto polivalente de tanta envergadura.

Una realidad premonitoria.  Obra de la Fundación Eduardo León Jimenes –incorporada en 1995–, el Centro León, iniciado concretamente en el 1999,   tiene su origen conceptual en los ideales de Eduardo León Asensio, que conjugaban el realismo y el sueño. Él vislumbraba  que Santiago fuese un sitial para la vida cultural y artística y, en 1964, lanzó un concurso de arte, comprometido desde su primera edición con fines enaltecedores. Además, según ese ejecutivo visionario, en el certamen iban a surgir obras, destinadas a la futura galería de arte de la ciudad.  Cuatro décadas antes de su apertura, el  Centro León había comenzado a germinar.

Aunque todavía no se había fijado fecha para la ubicación y construcción de esa galería, Santiago tendría su museo de arte: las piezas que, concurso tras concurso, iban engalanando el local empresarial de los León, tendrían casa propia. Y sobre todo, conforme al espíritu filantrópico del consorcio familiar, la colección podría ser vista por todos. Aparte del goce estético,  el acceso público se acompañaría de actividades educativas.

Las bases ideológicas del Centro León estaban echadas. Consultas y planificación se pusieron en marcha, y, en el umbral del tercer milenio, más allá de una institución museográfica, ya se diseñaba un complejo cultural, a la vez con metas más extensas, ambiciosas y definidas. Sería un centro que abarcaría una gama amplia de actividades, enfocadas hacia la sociedad y el aprovechamiento cívico, la identidad nacional y la pertenencia al Caribe.

Medios extraordinarios fueron aportados, y un equipo de gran competencia, encabezado por Rafael Emilio Yunén, trabajó metódica y encarnizadamente. Un edificio magnífico se levantó, también era arquitectura funcional, donde el arte dominicano y la colección tienen el lugar privilegiado que les correspondía desde las premisas de la magna iniciativa.

El Centro León hoy.  Aquí están los resultados. El arte se conjuga en forma totalizante, con derecho a expresión, discusión e investigación. Trátese de plástica, de música, de literatura, de cine, de escenarios, de artesanía, el común denominador se llama creación, popular y culta, individual y colectiva, tradicional y contemporánea, con una sola exigencia: la seriedad. La programación mensual embriaga por sus ofertas, y más de un capitaleño envidia la suerte de Santiago, que, en una plaza, reúne  prácticamente todas las manifestaciones del talento y la vocación.

Ahora bien, el “espectáculo” no basta, cada actividad enseña y estimula  la participación; a la receptividad pasiva se sustituye el diálogo. Y algo más sorprendente es que el Centro León practica este diálogo tanto con las más pequeñas comunidades y la gente sencilla en sus antenas cibaeñas, como en sus relaciones con las más altas instancias internacionales, de las cuales se va volviendo un interlocutor escuchado y solicitado.

El Centro Eduardo León Jimenes –justo es que mencionemos su ‘estado civil’ completo– es, a los siete años, un ejemplo cultural y lo ha sido desde que nació. En los próximos días inaugura una nueva edición del concurso de arte. Ésta, revolucionaria en sus cambios y categorías, demuestra que el Centro es también audaz y experimental.

La frase

Germain Viatte, museólogo francés

Es un placer que, en el corazón del Caribe, en su vertiente de lengua española, una institución como la suya pueda jugar un papel central para revelar la cultura tan antigua y tan rica de su país e inscribirla en un contexto de relaciones mucho más amplio”. (2003, previamente a la apertura del Centro).

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