Creación
Wifredo García: gran homenaje a los 20 años

<STRONG>Creación<BR></STRONG>Wifredo García: gran homenaje a los 20 años

Wifredo García partió a destiempo. Era todavía un hombre joven, y le quedaban muchos años por delante para seguir dando los frutos de su inmenso talento y compromiso. Sin embargo, su labor fotográfica fue tan productiva, tan cuantiosa, que, en vez de tres décadas de dedicación, parece que medio siglo no hubiera bastado para realizar tanto.

Sin duda alguna es todavía la máxima figura de la fotografía dominicana y probablemente la más completa en el Caribe. Pues Wifredo demostró una facultad totalizante abarcando temas y técnicas, creando una verdadera memoria visual de su país y más allá, pero también enseñó como nadie, irradió internacionalmente, constituyó un patrimonio para el futuro de la fotografía y los fotógrafos. Ese mentor y maestro ha entregado una obra cuyos alcances el Centro León, de Santiago a Barcelona, contribuirá a revelar, en conferencias, paneles, publicaciones y una magna exposición.

Wifredo fue a la vez un esteta y un técnico, un estudioso y un investigador. Dentro de una inquietud pluralista, él se inclinó también hacia la cultura del pasado y de lo universal, para incrementar sus aportes a la colectividad dominicana, en el campo de la fotografía, del arte y de la enseñanza. Él escribió magistralmente y publicó el primer compendio dominicano, concerniente a la fotografía. Es uno de los tantos legados a través de una obra, de una creación, de una capacidad excepcionales, que incluía la escritura, no solamente con la luz, sino con las palabras, pues era también un poeta y un narrador. 

Esplendor y drama. Más allá de la simple apropiación de sujetos, captados y retransmitidos como una realidad sensible, Wifredo  ha fijado en sus imágenes lo que en los géneros literarios entendemos como testimonio. Así el fotógrafo, tanto en el paisaje como en el tema humano magníficamente tratado, “escribe” iconográficamente la gloria de la naturaleza y el deseo de vivir.

Las imágenes de Wifredo   que captan la majestuosidad opulenta de montañas boscosas, la textura luminosa de los helechos, el vuelo dramático de las tijeretas – los ejemplos serían infinitos– no sólo refieren el contemplador a espectáculos circundantes sino también se los revelan en una dimensión nueva y en un “medio de comunicación” que transciende la realidad con la obra. Ahora bien, aunque conserva y hasta puede aumentar su potencial estético, el paisaje se dramatizaba, incluyendo a la condición de mujeres, hombres y niños, cuando Wifredo  se trasladaba a la frontera con Haití.

Ese enfoque, destinado a provocar la reflexión, sella la singularidad de Wifredo, impugnando la sociedad o simplemente la aridez de la tierra. Se hace evidente, aunque entonces la depredación de la naturaleza no clamaba sus alertas como hoy, que su testimonio de las bellezas naturales era un llamado a la preservación de aquellos tesoros, y el anverso de su grito fotográfico ante los suelos estériles, una advertencia. Él era ya un ecologista exigente.

Un legado para todos  Los millares de fotografías que él ha dejado y cedido, constituyen un testimonio plural e incomparable. Luego  la” Casa Fotográfica de Wifredo García” fue la primera institución dedicada a la fotografía con local propio, colecciones, servicios para los fotógrafos y propósitos didácticos.

 Siempre atento al aprovechamiento colectivo, al intercambio de experiencias y al trabajo grupal, él fue fundador, gestor y animador del pionero Jueves 68 y de Fotogrupo, colectivo fotográfico todavía activo pese a la sentida desaparición de Wifredo. Sus aportes educativos fueron extraordinarios: cátedra, cursos, cursillos,  ponencias, orientaciones informales. Asímismo escribió y publicó varios libros, ¿habrá alguno inédito aún?, y casi todos probablemente estén agotados… una reimpresión se impone.

Wifredo incidió decisivamente en la difusión y el reconocimiento de la fotográfia dominicana.  Él expuso en cuatro continentes y decenas de países, ganó concursos, se relacionó con los más importantes críticos especializados, y sus obras aparecieron en numerosas revistas y catálogos del exterior.

Era uno de los fotógrafos latinamericanos más reconocidos y solicitados.

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