NUEVA YORK (AFP).- La suerte de la periodista estadounidense de 28 años Jill Carroll, secuestrada en Irak desde el 7 de enero, es motivo de una creciente angustia que se ha concretado en numerosos llamados a su liberación a medida que avanza el plazo dado por sus captores para matarla.
En un mensaje transmitido a la cadena de televisión Al Jazira y acompañado por un vídeo de la periodista en su cautiverio, los secuestradores amenazaron el martes con matarla en tres días si Estados Unidos no libera a todas las mujeres presas en el país árabe. Los secuestradores dieron al gobierno norteamericano un plazo de 72 horas para liberar a las presas iraquíes, indicó Al Jazira. El mensaje hizo que la familia de la reportera emitiese un comunicado pidiendo clemencia a las Brigadas de la Venganza, el grupo que reivindicó la autoría del secuestro y del que hasta ahora no se sabía nada.
Jill Carroll es una periodista inocente y les pedimos respetuosamente que le muestren clemencia, afirma el comunicado difundido en la página en Internet del diario Christian Science Monitor de Boston (noreste), con el que colaboraba la reportera.
Jill es una persona amable cuyo amor por Irak y los iraquíes es manifiesto en sus artículos, prosigue el texto pidiendo que le permitan volver a casa con su madre, hermana y familia.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado norteamericano Sean McCormack dijo que el gobierno está haciendo todos los esfuerzos para lograr su liberación.
El diario Christian Science Monitor se sumó a las peticiones afirmando que los secuestradores capturaron a una persona inocente que es una gran admiradora del pueblo iraquí.
El Comité para la Protección de los Periodistas instó a los captores a reconocer su estatuto de observadora neutral liberándola inmediatamente sin causarle daño.
Carroll llegó a Irak en 2003 y desde entonces ha trabajado para varios medios de diferentes países. Empezó a escribir para el Christian Science Monitor a principios de 2005.
Durante su secuestro por un grupo de hombres armados en Bagdad el 7 de enero, su ínterprete fue asesinado y su conductor logró huir.
La prensa retuvo inicialmente los detalles del secuestro para permitir que la familia y el diario gestionasen su libertad.
Es una periodista profesional cuyo único objetivo es informar verazmente sobre Irak y promover la comprensión de lo que ahí ocurre, dijo el director del Monitor, Richard Bergenheim.
Carroll empezó a escribir para el diario estudiantil de la Universidad Massachusetts Amherst (noreste).
Tras graduarse, trabajó para el diario financiero The Wall Street Journal hasta agosto de 2002, cuando se mudó a Jordania y empezó a trabajar para el diario en inglés The Jordan Times.
Los que la secuestraron no podían haber elegido un blanco peor, afirmó The Jordan Times en un editorial el domingo.
Abierta de miras, aguda, inteligente, esforzada y altamente apreciada profesionalmente, Jill es uno de las mejores embajadoras que los árabes podrían soñar, agregó el diario jordano.
En un artículo desde Bagdad aparecido el año pasado en la revista American Journalism Review, Carroll explicó los motivos por los que se decidió a convertirse en una periodista independiente en Irak y evocaba la amenaza de un secuestro.
Todo lo que yo quería es ser una corresponsal en el extranjero, escribió Carroll, que se fue a vivir a Jordania seis meses antes de la guerra para tomar contacto con la región antes de que empezase el conflicto.
Carroll es la trigésimo primera empleada de los medios de comunicación secuestrada en Irak desde el principio de la guerra en 2003, según la organización no gubernamental Reporteros Sin Fronteras.