Crece caos y malestar en toda Nueva Orleans

Crece caos y malestar en toda Nueva Orleans

NUEVA ORLEANS, EEUU (AFP).- Las autoridades locales y federales redoblaban esfuerzos este jueves para evacuar a la población de Nueva Orleans y restablecer el orden en la ciudad, librada al caos y los saqueos tras el paso del ciclón Katrina que dejó «miles de muertos», según una senadora demócrata.

«Tenemos entendido que hay miles de muertos», dijo Mary Landrieu, senadora demócrata por Luisiana, en una conferencia de prensa en la capital de este estado sureño.

Las autoridades por ahora sólo confirmaron 110 muertos en Mississippi, el otro Estado golpeado por el ciclón. Consultado este jueves por la cadena de televisión ABC, el presidente estadounidense George W. Bush dijo «ignorar la cifra exacta» de víctimas. «Todo indica que va a haber muchas», agregó.

Miles de guardias nacionales convergían este jueves hacia Nueva Orleans, y el presidente George W. Bush declaró que los saqueos no serán tolerados, en momentos que la violencia creciente complica el trabajo de socorro.

«Pienso que debe haber tolerancia cero para las personas que violen la ley en una situación de emergencia como ésta», dijo el mandatario, quien tiene previsto visitar el viernes las zonas siniestradas.

Un miembro de la Guardia Nacional de Luisiana fue herido de bala y un helicóptero recibió disparos en Nueva Orleans, durante sus tareas de rescate, según la guardia Nacional.

Para restablecer el orden, las autoridades enviaron refuerzos de la Guardia Nacional a Luisiana. El presidente Bush afirmó que 22.000 guardias nacionales estaban «en camino».

Actualmente, más de 5.000 miembros de la Guardia Nacional están desplegados en los Estados más golpeados, según el Pentágono.

Además, buques de desembarco de los marines llevaban ayuda a los pobladores bloqueados en la ciudad inundada.

Bush designó a su padre, el ex presidente George Bush y a su antecesor, Bill Clinton, para encabezar los esfuerzos de recolección de fondos para las víctimas de Katrina, anunció la Casa Blanca.

Por teléfono, por internet, en comercios o en las iglesias, los estadounidenses participan en una gran muestra de generosidad hacia las zonas siniestradas, lo que ha permitido ya recolectar cerca de 150 millones de dólares, según diferentes fuentes.

Además, la Casa Blanca indicó que Washington está dispuesto a aceptar cualquier ayuda desde el exterior.

«Estamos abiertos a toda oferta de asistencia de otras naciones y las aceptaremos cuando sea necesario», dijo el vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan.

Poco antes, el presidente Bush había rechazado tal ayuda. «Valoramos la ayuda pero vamos a salir solos» del problema, había dicho.

La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, repitió este jueves su llamado para que sus habitantes abandonen Nueva Orleans. «Rogamos a la gente que se vaya», dijo, e instó a que solo personal de emergencia permanezca en la ciudad, que quedó inundada en un 80%.

A pesar de que se logró evacuar a casi un millón de personas desde que el huracán Katrina enfiló hacia la costa estadounidense en el Golfo de México, otras 200.000 permanecían atrapadas en esta ciudad, dijo el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin.

Las personas que permanecían en el estadio Supredome de Nueva Orleans -sin parte de su techo, arrancado por Katrina y con sus baños colapsados- estaban siendo trasladadas al estadio Astrodome de Houston, Texas (centro-sur), que ofreció refugio a 25.000 personas.

Según el responsable del hospital de la Louisiana State University, Don Smithburg, unas 10.000 personas y miembros del personal del centro médico debieron ser evacuados debido a la falta de energía eléctrica y de combustible para los generadores.

El presidente Bush rechazó las críticas surgidas por su manejo de la crisis y la lentitud en las operaciones de socorro. «Espero que no hagan politiquería en este período», declaró el mandatario a la cadena de televisión ABC el jueves de mañana. «Esta es una situación de emergencia nacional», agregó.

El diario The New York Times atacó violentamente al presidente en su editorial de este jueves. «Nada en la actitud del presidente (el miércoles), que parecía despreocupado hasta la indiferencia, indicaba que comprendía la profundidad de la crisis», opinó el matutino, en su columna titulada «A la espera de un líder».

El huracán Katrina redujo en un décimo la capacidad de refinación de Estados Unidos, y tendrá un efecto mucho más duradero que otras catástrofes semejantes sobre la infraestructura y los sistemas de distribución del país, estimó la agencia de información sobre energía (EIA).

Ocho refinerías, que representan poco más de 10% de la capacidad total de refinación de Estados Unidos, están paradas desde el jueves en los Estados de Luisiana y Mississippi, según cifras divulgadas el jueves por Bush. El problema radica en que las restantes ya trabajaban a 97% de su capacidad la semana pasada.

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