Crece delincuencia en Haití

Crece delincuencia en Haití

PUERTO PRINCIPE. AP.Prolifera la delincuencia en Haití en medio del caos causado por el terremoto y la llegada de abundante ayuda para la reconstrucción. Un inspector de policía provoca a un pandillero preso apodado “Obama”. Encerrado en una celda pequeña con otros nueve individuos, el reo, de 23 años, parecía asustado, cansado y golpeado. 

Gente como esa, dice el policía, es la que causa más problemas en Puerto Príncipe tres meses después del terremoto que destruyó el país, asesinando, robando y secuestrando mientras llegan miles de millones de dólares del exterior para reconstruir la capital, que está hecha pedazos. 

La seguridad.-  El gobierno estadounidense ha invertido millones de dólares para promover la estabilidad y la seguridad, y proteger los programas de desarrollo.

El Departamento de Defensa estadounidense ha aportado más de 422 millones de dólares para reforzar la seguridad. 

Estados Unidos ha expandido una campaña contra la delincuencia lanzada antes del terremoto –que se enfocaba en la barriada pobre de Cite Soleil–, a Martissant, otro suburbio capitalino donde abundan los problemas.

 La Iniciativa para la Estabilización de Haití dispone de 35 millones de dólares para reconstruir comunidades pobres, los cuales resultan muy tentadores para los pandilleros.

En su fase inicial, la iniciativa se aboca a un proyecto de control de inundaciones que emplea a unas 700 personas, quienes cobran 4,60 dólares por día y trabajan seis días a la semana.

 “Lo que sucede en estos barrios afecta a Estados Unidos”, afirmó Laurence Jones, coordinador adjunto del programa. “Queremos un Haití estable, próspero y democrático”. 

Un programa de reducción de la violencia de las Naciones Unidas, cuyo objetivo inicial era desarmar a las pandillas luego de la rebelión del 2004 y el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide, también se concentra en Martissant. 

“Martissant es enorme. Hay numerosas pandillas y todo el mundo está afiliado a una. Están bien armados”, expresó el jefe de la policía de Puerto Príncipe Michel-Ange Gedeon.  La gente de las barriadas pobres se muestra complacida con los esfuerzos por combatir la violencia, incluido un aumento en las patrullas policiales.  “Si hay más policías aquí, tal vez haya más comida”, manifestó Johnny Saint-Fort, un albañil de 41 años que no tiene trabajo.

 Sin embargo, resultará difícil acabar con la violencia en barrios tan pobres. 

Los residentes dicen que ha habido un aumento en los tiroteos entre pandilleros desde el terremoto. Personal que trabaja en las tareas de ayuda afirmó que en sus reuniones se han aparecido personas armadas.  A medida que aumenta la delincuencia –tres extranjeros fueron secuestrados en semanas recientes– se hace más imperiosa la reconstrucción del aparato de seguridad. 

Esto preocupa a organizaciones caritativas que creen que se está derivando demasiado dinero para la reconstrucción a combatir la delincuencia y a contratar guardias privados.

Piden fondos para la reconstrucción

Una docena de agrupaciones le escribió una carta a la secretaria de estado EU Hillary  Clinton pidiéndole que no se asignen fondos para la reconstrucción a empresas como DynCorp, que antes del terremoto construyó un cuartel policial en Cite Soleil con un millón de dólares de la Iniciativa para la Estabilización de Haití.  El mantenimiento de la ley y el orden es responsabilidad de la policía y las fuerzas de seguridad, que están desempeñando un papel cada vez más importante en un país donde la lucha contra la delincuencia la venía librando casi exclusivamente la fuerza de paz de la ONU desde el 2004.  Por más que aumenten las patrullas, se mantienen las sospechas de corrupción. Se investiga, por de pronto, cómo fue que 4.300 presos escaparon de un penal durante el terremoto.  “No quiero adelantarme, pero esto resulta bastante sospechoso”, comentó el jefe de la policía nacional Mario Andersol.  Ha habido algunos éxitos: la policía fue la que capturó a Fenel Mesieus, alias “Obama”, quien fue reconocido por un agente que había sido llamado para lidiar con un accidente de tráfico.  La policía acusa de Obama de encabezar una banda de 1.000 miembros, planificar secuestros y asesinar a dos agentes fuera de servicio.

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