Crece la delincuencia en Río, justo a tiempo para las Olimpiadas

Crece la delincuencia en Río, justo a tiempo para las Olimpiadas

Bloomberg

La lista de problemas antes de los Juegos Olímpicos de Brasil se alarga. Además de un sistema político sumido en el caos, una economía hundida en una recesión paralizante y un sistema de salud pública en crisis por el virus Zika, nuevos datos sugieren que están aumentando los delitos menores en Río de Janeiro.
El número de asaltos se incrementó 14 por ciento en toda la ciudad entre enero y mayo, según los datos más recientes. En ciertas zonas la cosa empeoró mucho más: la región que incluye el distrito comercial del centro informa un crecimiento del 26 por ciento en los delitos callejeros. En la zona de playas de Copacabana y sus alrededores, subieron 44 por ciento.
Hace tiempo que Río es famosa por sus carteristas, ladrones y hurtadores de celulares. Más de 48.700 asaltos ocurrieron en la ciudad el año pasado, casi el triple que los informados por Nueva York, que tiene un 30 por ciento más de habitantes. Una avalancha de videos de YouTube capturó algunos de los asaltos descarados que ocurren regularmente en el centro.
Los deportistas olímpicos no se salvan y agresiones ocurridas recientemente llamaron nuevamente la atención sobre la delincuencia en la ciudad. En mayo, un grupo de marineros españoles sufrió un robo a mano armada mientras entrenaba. En junio, la delegación olímpica de Australia instó al comité organizador de Río 2016 a aumentar la seguridad para los atletas tras el asalto a dos competidores de los Paralímpicos.
Promesas. Las autoridades prometieron proteger a los cientos de miles de visitantes que se espera que lleguen para los Juegos apostando 85.000 policías y soldados en corredores, locales y áreas turísticas importantes. Ya se apostaron soldados con uniformes de camuflaje en lugares como la laguna Rodrigo de Freitas, donde se realizarán las competencias de remo, lugar famoso por estar lleno de delincuentes comunes.
No queda tan claro cómo garantizarán la seguridad de quienes se desvíen de las zonas concurridas y de los cariocas que viven fuera de las áreas de los Juegos.
“Paradójicamente, la situación podría empeorar” para algunos vecinos, dijo Robert Muggah, un analista en seguridad del Instituto Igarapé en Río de Janeiro. “Observaremos una importante redistribución de policías, que saldrán de algunas de esas zonas más problemáticas”.
Con la excepción de los delitos menores, Río es un lugar mucho menos violento que antes y una de las ciudades más seguras de Brasil en cuanto a delitos violentos. La tasa de homicidios en la ciudad cayó más o menos por la mitad, a 18,5 cada 100.000 personas en 2015, lo que estadísticamente la hace más segura que Nueva Orleans o San Luis.
La merma coincidió en parte con un boom económico que sacó de la pobreza a decenas de millones de brasileños. También coincidió con el surgimiento de un programa de patrullaje enérgico en las comunidades pobres en las laderas de los montes, conocidas como favelas. Esas iniciativas provocaron enfrentamientos violentos entre miembros de pandillas y la policía, y el programa, conocido como pacificación, viene perdiendo apoyo popular debido a la preocupación por la dureza de la policía.
“Necesitamos una auténtica valentía política para emprender reformas estructurales”, dijo Muggah, el experto en seguridad. “La seguridad pública es un ejercicio holístico. Exige una inversión enorme en prevención y en fuerzas de seguridad”.

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