En su comunicado del pasado viernes, el Banco Central entregó tres informaciones que definen la vida económica del dominicano: la variación del PIB, el comportamiento de los precios y la política monetaria.
En el primer trimestre la economía creció un 6.1%, por encima de su potencial, un punto porcentual por debajo del primer trimestre de 2015 y dos puntos porcentuales menos respecto a 2014. Algunos sectores (minería, intermediación financiera y servicio de salud) aceleraron y otros (agropecuario, zonas francas y manufactura local) hicieron lo contrario. Cuando se den los detalles se sabrá quién dio el tirón al PIB, si la demanda nacional o las exportaciones netas.
Creo que fue la demanda nacional y me apoyo en la elasticidad de la creación de empleo respecto del PIB. La diferencia entre crecimiento (6.1%) del PIB y mejora (0.3%) de la desocupación abierta debió ser el empujón de la demanda nacional que aceleró la economía. Sabemos que en su mayor parte los nuevos empleos son informales, los de peor remuneración, y como lo indica la necesidad, los ingresos adicionales se dedican al consumo y no al ahorro o al desendeudamiento.
La segunda información, y como sucede en la mayoría de los países, la inflación prácticamente ha desaparecido, los precios caen. Es lo que nos dice la variación de -0.01% del Índice de Precios al Consumidor en marzo, situando en -0.58% la inflación acumulada en el trimestre, por el abaratamiento de productos en el grupo Alimentos y Bebidas No Alcohólicas. Como consecuencia, la inflación interanual fue 1.59% a marzo, por debajo del límite inferior de la meta de 4.0% (± 1.0%) para 2016.
Lo sabe el Banco Central, como el crecimiento del PIB se mantiene por encima de la tasa potencial y los precios por debajo de lo esperado, el librito manda a aumentar el precio del dinero. Pero lo dejó igual, fue la tercera información, porque ponderó y priorizó otros factores, con lo que estoy de acuerdo. Me refiero a la incertidumbre global sobre el crecimiento económico y el precio de los activos; a la ambivalente política monetaria mundial, por un lado, la Reserva Federal pensando en apretar, por el otro, los bancos centrales de Europa y Japón haciendo lo contrario, aplican medidas expansivas. Además, que su modelo para pronósticos de corto plazo le dijo que dejara las cosas igual, porque a final de año la inflación alcanzará el nivel deseado.
También conoce las consecuencias de mantener la política monetaria. La positiva, incentiva los préstamos bancarios, lo que empuja la economía y el empleo. Desde que redujo su tasa a 5%, los préstamos han aumentado 11%, más que el crecimiento del PIB nominal desde 2010. Creció 16.2% en enero-marzo 2016
La negativa, la economía acumula deuda. Se conoce la del Gobierno, pero se desconoce, porque no se publican estadísticas, hasta dónde están endeudadas las familias. Se siente que llegaron al límite. Y como aquí y en el exterior tarde o temprano aumentará el costo del dinero, con cambios en las condiciones de financiamiento y en el índice de morosidad, si no está, para evitar sorpresas, conviene incorporar al análisis de la política económica el indicador deuda (pública y privada)-ingresos.