El cambio climático ya ha comenzado a afectar a los negocios con climas extremos, inundaciones, incendios forestales y sequías; amenazando los activos de las empresas y las cadenas de suministro.
A medida que el medio ambiente evolucione, las compañías que mejoren su eficiencia energética y creen nuevos productos y servicios sobrevivirán, mientras que las empresas que se tarden en cambiar tendrán dificultades. La comunidad de servicios financieros es muy consciente de este desafío, y muchos administradores de fondos profesionales ahora están buscando formas de integrar data de criterios Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ESG, por sus siglas en inglés), en sus planes de inversión para gestionar mejor el riesgo y encontrar oportunidades en un mundo cambiante.
De acuerdo con el Informe del Foro para la Inversión Sostenible y Responsable 2018 (SIF, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, el aumento en el apetito de los inversionistas y el potencial de rendimientos ajustados en función del riesgo han incrementado los activos totales en estrategias de inversión sostenibles y responsables a 12 billones de dólares en los Estados Unidos, o un cuarto de todos los activos profesionales bajo administración. El monto representa un 38% más que en 2016, y se espera un mayor crecimiento a dos dígitos en los próximos años.

Pero mientras que la inversión sostenible y responsable se ha convertido en un concepto más común, los inversionistas del sector enfrentan desafíos. Uno de los problemas más apremiantes es la falta de acceso a datos ESG confiables y consistentes.

Los inversionistas dependen de la data ESG para identificar qué compañías pueden estar mejor posicionadas para tener éxito en un mundo sostenible. Sin embargo, la falta de estándares de información consistentes para los datos ESG representa un obstáculo importante para la mayor adopción de inversiones sostenibles y responsables.
Este obstáculo obliga a los inversionistas a gastar una cantidad excesiva de recursos, de por sí ya limitados, en su intento por estandarizar e interpretar datos no estructurados, frenando a los inversionistas experimentados e impidiendo que nuevos participantes se unan al campo.

Si bien pueden pasar años antes de que los datos ESG se estandaricen completamente, la comunidad inversionista puede tomar medidas desde ahora para acceder a datos ESG más significativos y procesables para tomar decisiones de inversión mejor informadas.
La razón para la estandarización. Uno de los principales problemas actuales para los inversionistas orientados a criterios ESG, es la falta de datos estandarizados en el mercado. Las empresas que reportan sus propias métricas de rendimiento de ESG están tratando de satisfacer la creciente demanda de los inversionistas y partes interesadas por obtener más y mejores datos. Satisfacer esta demanda es especialmente desafiante dada la gran cantidad de plataformas y requisitos, además de la falta de estándares para desarrollar reportes consistentes de desempeño sostenible y responsable. Como resultado, es posible que se informen diferentes tipos de datos en las empresas del mismo sector.
De manera similar, la misma compañía podría reportar diferentes parámetros de datos entre un año y otro. Los inversionistas ahora enfrentan el desafío de evaluar más datos generados por la compañía, incluyendo una gama más amplia de informes de sostenibilidad, documentos, presentaciones y sitios web; lo que aumenta aún más la confusión y el nivel de esfuerzo requerido para dar sentido a estas nuevas formas de evaluar cómo la gestión la compañía crea o destruye valor.
Nuevas normas para informes
A pesar de estas inconsistencias en los datos, las organizaciones como el Sustainability Accounting Standards Board (SASB) han logrado un inmenso progreso en la creación de normas para la presentación de informes. SASB lanzó recientemente 77 estándares de contabilidad específicos de la industria que ayudan a los inversionistas a comprender cómo los problemas de sostenibilidad pueden afectar el rendimiento financiero de una empresa. Estas normas han sido adoptadas públicamente por una docena de importantes empresas internacionales.