Viena. El consumo de cocaína sigue aumentando en América del Sur, en algunos casos hasta niveles superiores a los de Norteamérica, según los datos de un informe de Naciones Unidas publicado hoy y en el que se señala también una subida del cultivo de coca en Colombia.
“El uso indebido de pasta base de cocaína se concentra en América del Sur, y la prevalencia anual del consumo de cocaína sigue aumentando, aunque el cannabis sigue siendo la sustancia sometida a fiscalización que más se consume en la región”, señala en ese reporte la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).
En su informe de 2016, este organismo de la ONU se refiere a un informe de la CICAD (Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas) que indica que la prevalencia del consumo de cocaína entre los estudiantes de secundaria en América del Sur es superior a la de Norteamérica.
Argentina, Chile y Colombia son los países en los que hay más incidencia del consumo en ese sector de la población, mientras que Surinam y Venezuela tienen las prevalencias más bajas.
En términos generales, la prevalencia de consumo de cocaína en la región (el porcentaje de la población que la usó al menos una vez en los pasados doce meses) es del 1,5 por ciento; la del cannabis es del 3,2 por ciento; de anfetaminas es del 0,9; opioides es del 0,3 y el consumo de éxtasis llega al 0,2 por ciento.
Con todo, el cannabis sigue siendo la droga más consumida y su uso continúa al alza, aunque hay diferencias entre los distintos países.
Mientras en Perú el aumento entre 1998 y 2010 fue mínimo, la prevalencia anual se duplicó en Argentina entre 2004 y 2011 y en Chile el crecimiento fue similar entre 1994 y 2012. En Uruguay se registró el mayor aumento, multiplicándose por seis la prevalencia entre 2001 y 2011.
La JIFE recuerda que ese país aprobó en diciembre de 2013 una ley que legaliza el uso no médico del cannabis y recuerda que “todos los Gobiernos que las medidas que permiten la utilización del cannabis con fines no médicos infringen las disposiciones de los tratados de fiscalización internacional de drogas«.