Crece número revisores aeropuertos

Crece número revisores aeropuertos

Por SEWELL CHAN y RICHARD PEREZ-PENA
NUEVA YORK.-
Después de los ataques del 11 de septiembre, ningún punto en la agenda federal fue abordado tan rápida y ampliamente como la seguridad en la aviación. Hubo llamados a asegurar las puertas de las cabinas de pilotos, contratar a agentes aéreos armados, actualizar las “listas de observación” de pasajeros; Washington se vio inundado de ideas para evitar que un avión comercial fuera secuestrado y destruido de nuevo.

En menos de tres meses, una fracción de segundo para los círculos políticos de Washington, el Congreso y el Presidente George W. Bush se habían puesto de acuerdo en una de las propuestas más cruciales: un nuevo cuerpo de empleados federales para revisar a los pasajeros y sus bolsos en los aeropuertos.

 Con la revelación la semana pasada de una conspiración para hacer estallar aviones en vuelo sobre el Atlántico con explosivos líquidos o en gel, esos empleados son de nuevo el centro de atención como una línea vital de defensa contra el terrorismo. Pero es una línea gravemente defectuosa, dicen algunos consultores de seguridad y funcionarios de gobierno. Los empleados federales bajo el Departamento de Seguridad Interior que remplazaron a los revisores contratados por contratistas privados siguen siendo un eslabón débil en la seguridad de la aviación.

En ejercicios realizados por empleados gubernamentales encubiertos, y experiencias con pasajeros reales, los revisores repetidamente fallan en evitar que armas sean llevadas a bordo de aviones comerciales. Y sus filas se han reducido desde 2003 aun cuando los viajes aéreos han aumentado.

Los revisores — de quienes los expertos enfatizan son mejores en general que cuando eran contratados por contratistas privados — aún perciben salarios relativamente bajos, tienen un alto índice de desgaste, reciben lo que muchos consideran muy poca capacitación y operan equipo inadecuado.

Es esta fuerza laboral de 43,000 personas la que es ahora responsable de aplicar la nueva prohibición sobre la mayoría de los líquidos en el equipaje de mano, y hacer distinciones entre sustancias sospechosas e inocuas.

El representante John L. Mica, republicano de Florida, arquitecto del sistema actual, dijo que su historial era tan desalentados que se necesitaba una reestructuración drástica. “Si el sistema falla”, dijo, “pudiera ser algo bueno, porque forzaría a la acción”.

La solución, dijo, es invertir fuertemente en tecnología que pueda detectar armas, y depender menos de las habilidades humanas, una visión secundada por algunos expertos en seguridad. Yolanda Clark, portavoz de la Agencia de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés), parte del Departamento de Seguridad Interior, disputó las críticas a la dependencia, diciendo que los revisores estaban bien capacitados y eran efectivos.

Lo más importante, dijo, son “sólo uno de muchos” niveles de protección. Hay una seguridad más vigorosa que en 2001, dijo, incluidas más máquinas que revisan con rayos X el equipaje, agentes aéreos y dispositivos de detección de sustancias químicas.

Su agencia, creada dos meses después del 11 de septiembre, tuvo un inicio agitado: millones desperdiciados en la apresuración por contratar, dependencia de contratistas dudosos, incluso incapacidad para pagar a la gente a tiempo, según varios informes gubernamentales.

Entre los problemas más graves que fueron descubiertos fue que la agencia contrató a cientos de revisores con historiales criminales, en algunos casos por delitos tan graves como homicidio no premeditado y violación. Los informes de robos aumentaron conforme más bolsos que nunca eran inspeccionados a mano. “La TSA estaba tan enfocada en cumplir las fechas límite congresionales que usaron muchos atajos”, dijo Clark Kent Ervin, quien fue inspector general del Departamento de Seguridad Interior en 2003 y 2004.

Clark, la portavoz de la TSA, dijo que esos primeros problemas fueron corregidos hace mucho tiempo. Pero los críticos dicen que persisten los problemas con los salarios, la capacitación y el desgaste.

El salario inicial para los revisores es de menos de 24,000 dólares, y algunos son contratados sin diplomas de preparatoria. La gente que hace trabajo especializado como revisión con rayos X no es mejor pagada que quienes les piden a la gente que se quite los zapatos.

Cada año, menos de 20 por ciento de los revisores dejan el trabajo, dijo Clark. Pero la agencia tiene tanto problema para compensar esas pérdidas que este año empezó a pagar un bono de 500 dólares a cualquiera que dure un año. Clark dijo que los revisores reciben 60 horas de capacitación en salón de clases y 40 horas en el puesto, así como readiestramiento periódico. Unos 18,000 de ellos reciben capacitación especial en reconocimiento de explosivos y partes de bombas.

Sin embargo la Oficina de Responsabilidad Gubernamental reportó en abril que investigadores hicieron pasar componentes de bombas en los retenes de los 21 aeropuertos puestos a prueba. Los componentes podían ser combinados a bordo para hacer un explosivo, la estrategia que las autoridades británicas dicen que planeaban usar los conspiradores en Inglaterrra.

Clark declinó abordar los detalles de ese informe, pero lo llamó defectuoso.

Los pasajeros tienen sus propias historias de deslices. En el Aeropuerto Internacional Kennedy en Nueva York el viernes, dos viajeros, Lee y Annie Barreiro de Florida, dijeron que recientemente habían pasado un cuchillo de carne por un retén en el aeropuerto de su ciudad de origen. “Lo dejaron pasar”, dijo Lee Barreiro.

Expertos en seguridad privada dicen que los revisores de los aeropuertos se verían muy presionados para detener a terroristas sofisticados.

 “Estos revisores no fueron particularmente bien capacitados para hacer las tareas para las que fueron contratados, y ahora les están echando encima algo totalmente diferente”, dijo Michael J. Boyd, presidente de una firma de consultoría de aviación y seguridad en Evergreen, Colorado. Como Mica, dijo que la tecnología debe desempeñar un papel mayor.

Richard W. Bloom, psicólogo y experto en antiterrorismo en la Universidad de Aeronáutica Embry-Riddle en Prescott, Arizona, dijo que el gobierno debería suspender que los revisores realicen las mismas tareas hora tras hora. “¿Cuánto tiempo se puede ver una pantalla antes de que cualquier persona normal pierda eficiencia en su desempeño?”, preguntó.

El sistema tiene sus defensores, como el representante Dan Lungren, republicano de California y miembro del Comité de Seguridad Interior, aunque dijo que su confianza en él era nueva. Dijo que Kip Hawley, administrador de la Agencia de Seguridad en el Transporte — el cuarto en ese puesto desde 2002 — ha respondido ágilmente a nuevas amenazas, como los explosivos líquidos. Y elogió la decisión de levantar una prohibición posterior al 11 de septiembre sobre artículos como cortauñas y tijeras pequeñas.

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