JERUSALEN (AFP).- Ariel Sharon entra en su tercera semana de coma y los israelíes ignoran por completo cuál es actualmente el estado del primer ministro o si tiene posibilidades de despertar un día, y este silencio que rodea su salud hace que el dirigente vaya cayendo en olvido con el paso de los días. Conforme pasa el tiempo, el espacio dedicado a Sharon, de 77 años, en los periódicos y en la televisión disminuye hasta desaparecer casi por completo ante la ausencia de datos concretos. “Estable pero grave”, repite mecánicamente el hospital Hadassa de Jerusalén donde está internado desde que sufrió un infarto cerebral el pasado 4 de enero.

El centro médico ya no da detalles sobre los movimientos que el primer ministro pueda hacer u otros signos alentadores sobre su evolución, como ocurría en los primeros días de su hospitalización. No se sabe tampoco si el primer ministro abre los ojos, reacciona ante las palabras de su familia o respira cada vez mejor por sí mismo.

Los médicos que le atienden se niegan a responder a la prensa y los portavoces del hospital aseguran que “no hay nada más que contar por ahora”.

Otros doctores independientes consultados coinciden en que conforme pasa el tiempo, disminuyen las posibilidades de que Sharon recobre la consciencia y se parezca en algo al hombre que fue.

“La edad y las tres operaciones sufridas en los últimos días juegan también en su contra”, explican los neurólogos.

Los israelíes que creyeron que el viejo general iba a ganar también esta batalla han perdido prácticamente sus esperanzas.

“Pero en los casos de coma, el diagnóstico más fiable sólo lo tiene el médico del paciente”, recalcó un experto del hospital israelí de Assaf Harofe.

Esta falta de buenas noticias sumada al hecho de que en Israel la vida es trepidante y la realidad se transforma cada minuto hace que la figura de Sharon comience poco a poco a eclipsarse.

Un atentado en Tel Aviv, la campaña electoral en los territorios palestinos y en Israel, incursiones militares, declaraciones de guerra o de paz o la terrible amenaza iraní han sustituido progresivamente a Sharon en las primeras páginas de la prensa.

Si pasan varias semanas sin que Sharon dé señales de despertar, sus médicos podrían declarar que ha quedado en estado vegetal, afirmó la prensa israelí, aunque en este caso se mezclarían toda una serie de complicados aspectos religiosos y políticos.

En primer lugar, es difícil saber cuándo el coma es irreversible y cuándo las capacidades de recuperación son igual a cero. Por otra parte, la situación política en Israel es tal en este momento que no necesita una declaración de “incapacidad permanente” de Sharon para dejar paso a un nuevo gobierno.

Uno de los más cercanos colaboradores del dirigente, Ehud Olmert, ocupa el cargo de primer ministro hasta las elecciones del 28 de marzo, cuando se celebrarán elecciones, que fueron convocadas por el propio Sharon antes de enfermar.

Los avatares de la campaña electoral en Israel, las entradas y salidas de ministros en el gobierno o el desalojo de colonos instalados ilegalmente en Cisjordania han dado a Olmert un espacio y una autoridad increíbles en un tiempo récord.

La prueba de que la vida política sigue adelante sin Sharon es que su nuevo partido Kadima, fundado por él en noviembre, sigue siendo favorito en las intenciones de voto para las elecciones de marzo, incluso bajo el liderazgo de Olmert.

Si las elecciones se celebraran en este momento, la formación obtendría entre 40 y 43 escaños, de un total de 120.