LA HABANA (AFP).- La asistencia de disidentes a la fiesta nacional alemana en La Habana tensó aún más las relaciones entre el gobierno de Cuba y una Unión Europea (UE) dividida en torno a su política hacia la isla, pero que mantiene su presión por los derechos humanos. En un hecho simbólico, similar a otros que en 2003 ayudaron a enfriar el vínculo entre la UE y Cuba, Alemania invitó al gobierno y a la oposición a festejar la reunificación alemana el lunes en actividades separadas; pero ningún funcionario cubano acudió a la recepción.
«La unificación de Alemania fue consecuencia del fracaso de la economía socialista planificada», dijo el embajador alemán Ulrich Lunscken en la velada a la que asistió la disidencia.
Diplomáticos europeos presentes en la recepción coincidieron en señalar que la relación entre la UE y Cuba está complicada, en tanto que líderes opositores señalaron que su presencia en la fiesta puede aumentar aún más las tensiones.
«A las autoridades cubanas no les gusta nada esto. Pero se trata de fomentar el diálogo con todos los sectores de la sociedad. La relación entre la UE y el gobierno de Cuba están bastante difíciles», afirmó un diplomático europeo.
La invitación a los disidentes, la primera de un país europeo desde que la UE levantó en enero sanciones impuestas a la isla en junio de 2003 por una ola represiva contra opositores, rompe un acuerdo del bloque de no invitar a sus fiestas en La Habana ni al gobierno ni a opositores.
«Ese acuerdo no funciona más. Eso es protocolo, no tiene mucha importancia, auque el gobierno cubano se la dé. En el fondo, lo que está es que la UE quiere favorecer un diálogo y ver avances en derechos humanos. Pero no ha habido ningún gesto, nada ha mejorado desde 2003», opinó otro diplomático europeo.
La situación es aún más compleja dada la división en el seno de la UE en torno a la política hacia Cuba. Francia fue el primero que quebró el acuerdo, pues el pasado 14 de julio invitó al gobierno cubano a su fiesta nacional y excluyó a la disidencia.
Mientras tanto, España, cuyo gobierno socialista impulsó el levantamiento de las sanciones, celebrará el 12 de octubre su fiesta nacional y haría lo mismo que Francia; en tanto que el 28 será el turno de la República Checa, cuya posición coincide con la de Alemania.
«El régimen cubano quiere exportar su totalitarismo a otros países del mundo, obligándolos a que nos excluyan», dijo la dirigente opositora Marta Beatriz Roque.
Dos elementos se suman a la tensión. La UE expresó la semana pasada su preocupación por la situación de los presos políticos en huelga de hambre y las «Damas de Blanco», un grupo de esposas de disidentes encarcelados, están nominadas al Premio Sajarov, que concede el Parlamente Europeo para promover los derechos humanos.
Por su parte, el presidente de la ilegal Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CDHRN), Elizardo Sánchez, afirmó que «la UE tiene contrastes» y «hasta ahora no ha servido el levantamiento de las sanciones».
«La política de apaciguamiento que tienen algunos países con el régimen totalitario en Cuba ha fracasado hasta ahora, porque la situación ha empeorado: hay más prisioneros políticos, más intolerancia y, en general, más represión», afirmó Sánchez.
Durante la XIII Conferencia Internacional de Estudios Europeos, el fin de semana en La Habana, el viceministro de Relaciones Exteriores, Eumelio Caballero, acusó a la UE de tener «una política de doble rasero».
Cuba no va a ceder «ni un ápice en su derecho a ser tratado con dignidad, sin humillaciones y con entero respeto a la soberanía de nuestro país», dijo Caballero, ante miembros del cuerpo diplomático.