El acoso y la violencia contra políticas mujeres en Bolivia se manifiestan en prácticas de terror, desde insultos y palizas hasta asesinatos, con el fin de que renuncien a sus cargos electivos o limitar su participación en la vida pública. El motivo principal: la manifestación de estructuras machistas y patriarcales en Bolivia, dicen la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, Katia Uriona, y la directora de la Asociación de Concejalas de Bolivia, Bernarda Sarué.
Por ley, el 50% de las bancas del Congreso boliviano, los concejos municipales y parlamentos regionales deben ser ocupados por mujeres, pues rige una paridad entre candidatos titulares y suplentes. Es decir que si el primer candidato titular es un hombre, su suplente tiene que ser una mujer y si la segunda titular es mujer, su suplente debe ser hombre. Así, de manera sucesiva, se elaboran listas de postulantes a cargos de elección popular.
Pero, en un mundo político dominado por machos, la presencia de mujeres no es siempre bienvenida, pues en muchos casos obligan a renunciar.