PARIS.- (AFP) .- Centenares de miles de personas, entre ellos estudiantes, sindicatos y partidos de izquierda, exigieron de nuevo el sábado en las calles de Francia al gobierno del primer ministro Dominique de Villepin que retire un nuevo contrato laboral especial para menores de 26 años.
En París, donde la manifestación reunió a miles de personas, hubo enfrentamientos entre policías antidisturbios y jóvenes violentos al final de la protesta.
Los agitadores, ajenos al movimiento estudiantil, arrojaron piedras y objetos de metal a los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos. En total, 28 personas fueron detenidas y cuatro agentes de las fuerzas del orden y 12 manifestantes resultaron heridos, según cifras de la policía.
Esta fue la gran tercera jornada nacional de movilización contra el llamado Contrato Primer Empleo (CPE), que fue aprobado el 9 de marzo por el Parlamento.
Algo más de 500.000 personas, según el ministerio de Interior, y de 1,5 millones, según los organizadores, participaron en las cerca de 150 manifestaciones organizadas en todo el país.
El pasado 7 de marzo, en otra jornada similar, unas 396.000 personas, según la policía, o un millón, según los sindicatos, salieron a las calles.
Tras el éxito de la protesta, los sindicatos, en una declaración común, lanzaron un ultimátum al gobierno y al presidente Jacques Chirac y les dieron 48 horas para retirar el CPE ya que si no, la movilización continuará creciendo.
Hoy vemos bien que la movilización es cada vez más fuerte. Bien el gobierno entra en razón y retira el CPE ahora, bien será obligado a hacerlo la próxima semana cuando volvamos a salir a la calle, declaró Bruno Julliard, presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF).
Concretamente, los organizadores evocaron la posibilidad de convocar una huelga general la próxima semana. El primer ministro sólo tiene una opción: retirar el CPE y negociar, aseguró François Chereque, del sindicato CFDT.
La protesta en la capital se desarrolló en un clima de fiesta y en ella participaron familias enteras, profesores, estudiantes, sindicatos y partidos políticos de izquierda.
La manifestación estaba encabezada por una gran pancarta en la que se leía: Retirada del CPE, sostenida por numerosos líderes sindicales y del movimiento estudiantil que clamaban, refiriéndose a Villepin: Quien siembra miseria, recoge cólera.
Además de París, las protestas contra el CPE, con el que el gobierno desea paliar el desempleo, fueron multitudinarias en Marsella (sureste), Toulouse (suroeste), Rennes (oeste) o Lyon (centro-este).
Según un sondeo, dos de cada tres franceses se oponen al CPE, cuyo punto más polémico es que el trabajador puede ser despedido sin ninguna explicación durante un período de dos años.
Pese a la creciente presión en las calles contra este nuevo contrato, el jefe del gobierno, considerado por muchos el sucesor natural del presidente Jacques Chirac, no parece dispuesto a dar marcha atrás y su popularidad cae en picado en los sondeos a poco más de un año para las presidenciales en Francia.
Un sondeo que será divulgado el domingo muestra que un 61% de los franceses está descontento con la gestión de Villepin, frente al 54% del mes pasado.
El primer ministro, que guardó un silencio sepulcral ante las protestas de esta semana, sigue manteniendo que el CPE es un instrumento esencial en su batalla contra el desempleo, que afecta a un 25% de los jóvenes. Pero en opinión de los sindicatos, este contrato sólo aumentará la precariedad y la exclusión laboral de los recién llegados al mercado de trabajo.
Sin embargo, ante la creciente revuelta en las calles, el presidente Jacques Chirac mostró en los últimos días su voluntad de reanudar el diálogo con los actores sociales y apeló a la calma de los manifestantes.
Para algunos medios de comunicación, la situación que se vive en Francia recuerda a la vivida en mayo del 1968, aunque con las debidas distancias.
Lo que es innegable es que la fuerza de la movilización es cada día mayor. En este momento, unos dos tercios de las 84 universidades francesas no funcionan o sufren huelgas parciales. El gran símbolo de mayo de 68, la universidad de la Sorbona, cerró sus puertas hasta nueva orden para evitar que sea ocupada, como ocurrió la semana pasada.
Este prestigioso centro educativo fue escenario de violentos enfrentamientos entre policías y jóvenes de grupos radicales en los últimos días.
Para que los incidentes no se repitieran, la presencia policial se incrementó el sábado en varios puntos sensibles de la capital francesa, a lo largo de las manifestaciones y en las estaciones de metro y tren.