Crecer con deficiencias

Crecer con deficiencias

Una de las observaciones del estudio sobre los retos de la economía divulgado por CONEP reafirma el desalentador curso del crecimiento dominicano: deja fuera las áreas en las que crecer significaría  obtener los beneficios que más necesita el país de la  Industria, Minería, Agropecuaria, Zonas Francas, Construcción y Turismo que generan, dólares y  empleos con verdadero desarrollo. La economía se expande pero acrecentando importaciones mientras la producción agrícola declina y el sector industrial  no alcanza las metas de  competitividad. Crecemos en Finanzas, Comercio y Comunicaciones sin integrar a la población al crecimiento.

¿Y qué decir específicamente del sector informal? El   56% de la ocupación corresponde a empleos informales con bajos ingresos y sin  los  beneficios de  la seguridad social  ni  el acceso a la planificación y tecnologías que ayudan a salir de la pobreza. Cambiar este  panorama no se logra de la noche a la mañana. El estudio del CONEP es una buena oportunidad para crear más conciencia  de los problemas y  usarlo  como referencia para demandar del liderazgo político su  participación seria en un diálogo con los otros sectores  de la economía y  trazar un Plan Nacional de Desarrollo de no menos de diez años de duración. Porque no debemos esperar a que el país quede como un cascarón vacío para entonces exigirles responsabilidad a los entes partidarios.

 

Recursos muy desprotegidos

Algunas tareas cruciales para el futuro de la nación se cumplen muy a medias, como si los organismos que tienen que cumplirlas carecieran de lo elemental, como ocurre con la “protección”  de la frontera y el “control” de la inmigración ilegal. Pero la  insuficiencia a que este comentario se quiere referir es a la que ha permitido que el parque nacional de Los Haitises  sea destruido, una falta de protección que equivale a condenar a las futuras generaciones a la falta de agua y  a un desequilibrio que se manifieste en sequías y desertificación.

La agricultura de subsistencia y la quema para carbón que devasta la zona ha debido ser frenada con asentamientos de campesinos en otros lugares o imponiendo un esquema para convivir  con la naturaleza, viviendo de ella sin dañarla. En otros países como el nuestro hasta se garantiza un ingreso mínimo al poblador. Lo que eso pueda  costar ahora no se compara con lo mucho que perdería  el país con la desaparición de ese ecosistema.

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