Crecerá tensión EU-Cuba en segundo mandato Bush

Crecerá tensión EU-Cuba en segundo mandato Bush

LA HABANA (EFE).- La reelección del republicano George W. Bush en la Presidencia de EEUU augura un nuevo período de tensiones entre Washington y La Habana, cuando atraviesan por uno de los momentos más conflictivos de sus enrevesadas relaciones.

   Los Gobiernos de ambos países, que viven una enconada y casi permanente controversia política -con breves lapsos de tregua- desde que la revolución encabezada por Fidel Castro llegó al poder en 1959, encaran otra etapa de diferencias en el nuevo año que se avecina.

   El más reciente episodio de la controversia bilateral ha tenido como origen unos adornos navideños colocados en el jardín de la Oficina de Intereses de EEUU en La Habana, que incluyen un cartel luminoso con el número 75, que alude a la cifra de opositores condenados a penas de prisión en la primavera de 2003 en la isla.

   La Habana lo ha considerado «una provocación» y «una ignominia», y desde el 17 de diciembre la réplica ha sido una avalancha de vallas, pancartas, murales, carteles, telas y dibujos elaborados por caricaturistas, artistas plásticos y hasta niños, colocados en los alrededores de la sede diplomática estadounidense.

   Algunas de las vallas reproducen imágenes de abusos de soldados estadounidenses a prisioneros iraquíes en cárceles como la de Abu Ghraib, acompañadas de esvásticas nazis.

   Cuba y EEUU estrenaron 2004 con un clima de tensión agravado por un intercambio de descalificaciones, en el que La Habana acusó a Washington de ceder a «presiones» del sector más radical de la comunidad cubana residente en Miami al suspender la ronda de conversaciones migratorias prevista.

   En 1994 y 1995, Cuba y EEUU, que no tienen relaciones desde 1961, firmaron uno de los pocos acuerdo a que han llegado en más de 40 años de desavenencias, para poner fin a una oleada de inmigrantes ilegales, cuyo cumplimiento revisaban en dos rondas migratorias anuales.

   En mayo, la decisión de la Casa Blanca de aprobar un paquete de medidas restrictivas con la pretensión de reforzar el cerco económico contra la isla y acelerar un cambio político en su régimen comunista, contribuyó a avivar el fuego cruzado entre los vecinos enemistados.

   Las medidas que Washington comenzó a aplicar el 30 de junio, limitan los viajes de los cubanos residentes en EEUU y los envíos de paquetes y remesas familiares, entre otros aspectos, y obedecen a un plan presentado a Bush por una comisión especial creada para elaborarlo.

   Washington también autorizó más apoyo financiero y político para la disidencia interna, y la trasmisión de las señales de Radio y TV «Martí» desde aviones estadounidenses en aguas internacionales.

   El plan norteamericano fue interpretado por La Habana como una nueva agresión para «golpear» la economía nacional y un endurecimiento del «bloqueo» unilateral impuesto por EEUU desde hace más de 40 años a la isla.

   Las medidas no tardaron en crear una nueva crisis en las difíciles relaciones bilaterales y fueron respondidas por el régimen de Castro con multitudinarias movilizaciones y subidas de entre un 10 y un 20 por ciento de los precios en las tiendas de divisas.

   En EEUU residen más de un millón de cubanos, en su mayoría en Miami (Florida), que envían a sus familiares en la isla entre 800 y mil millones de dólares anuales, según cálculos extraoficiales.

   El endurecimiento de la política de EEUU hacia Cuba contrasta con el apoyo rotundo que consiguió la isla en la Asamblea General de Naciones Unidas, que aprobó con un apoyo masivo una resolución cubana contra el embargo de EEUU, decretado en 1960.

   Cuba cifra en más de 79.000 millones de dólares los daños económicos ocasionados por el embargo y las leyes extraterritoriales Torricelli y Helms-Burton, promulgadas en 1992 y 1996, respectivamente, para reforzarlo.

   Sin embargo, el enfrentamiento político no ha impedido que los agricultores y ganaderos estadounidenses amplíen la brecha abierta en el embargo desde diciembre de 2001, cuando Washington autorizó la venta de productos agropecuarios a la isla, tras el paso del huracán «Michelle».

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