Crecí en un ambiente sano”

Crecí en un ambiente sano”

El prominente médico Jimmy Barranco, coordinador de la especialidad en Nutriología Clínica del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), fue reconocido como Médico Distinguido de la Sociedad.

El galardón que lo reconoce como “Médico Distinguido de la Sociedad” que recibió el doctor Jimmy Barranco fortalece su firme convicción de que “uno viene a la tierra a hacer algo”, y afianza su compromiso “de pasar por la tierra y tratar de hacer todo el bien que me sea posible”.
Barranco dedicó el premio honorífico “a Dios, a mi familia, mis maestros, alumnos y exalumnos; y a todas las instituciones, que como el Intec, se han constituido en un escenario fértil para sembrar y proclamar la verdad, el respeto, el amor y la solidaridad.
El reconocimiento es, según el profesional, un compromiso con el “dador de toda buena dádiva”, y con su iglesia “Casa de Paz”; una obligación con su familia, (esposa, hijos y hermanos), con su generación; mis amigos, colegas, sus alumnos, su pueblo de Navarrete, en fin “un compromiso con cada una de las instituciones donde he crecido”.
El galeno fue reconocido durante la XII entrega del Premio Nacional de Medicina de la República Dominicana, que este año estuvo dedicado al reputado médico Jesús Feris Iglesias, jefe de enfermedades infecciosas del hospital infantil Robert Reid Cabral. La actividad se realizó en la Academia de Ciencias de la República Dominicana. El Premio Nacional de Medicina fue fundado en diciembre de 1996.
“Me siento satisfecho del deber cumplido. Con este reconocimiento se honra los principios de mis padres, que fueron maestros, y además, se exalta la nutriología clínica, ya que en el año 2002, cuando yo inicié, apenas había cuatro personas trabajando nutriología clínica”.
Entiende que el reconocimiento se basa en su trayectoria y refiere que en 1982 impartía docencia de Bioquímica en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Desde que hizo su especialidad en maestría de nutriología clínica en el Intec han egresado alrededor de 1,500 profesionales.
“Estoy profundamente satisfecho porque todo lo que uno hace no es en función de crear un reconocimiento, sino en dar un ejemplo a los hijos y a las generaciones venideras que no se avergüencen de su padre, sino que se sientan orgullosos. Además esa manifestación de cariño que hubo en ese acto me hizo sentir feliz, orgulloso”.
Vocación médica “Esa vocación de servir la heredó Barranco de su abuela Isabel de Peña, una dulce y amable comadrona “que vivía metida en la Iglesia Católica rezando, yendo a misa y cada vez que alguien se enfermaba ella iba a visitarlo, le hacía una botella con remedios caseros, ponía enemas, bolsas y no cobraba nada. Y tiene mucho que ver también con mi hermano mayor que fue médico. Además, interpreté que ejerciendo esa profesión podía servir.
Mi padre fue pastor, maestro, un persona servicial, muy querida en su pueblo natal, Navarrete, y de su progenitor aprendí a servir a los demás. El siempre se ocupó de que sus hijos estudiaran. Decía que si nos quedábamos en Navarrete, terminaríamos echando días”.
Ambiente sano. “Crecí en un ambiente sano. Recuerdo siempre a mi madre cuando llovía. En las noches ella se levantaba a arroparnos. Yo era flaquito y no me dejaba llorar. Desde los siete años ella colocó la cuna donde yo dormía al lado de su cama. Yo crecí en un ambiente de inocencia, fabricando caballitos de palo, juguetes y observaba al niño Jesús y veía las naves de Melchor cuando partía. Un día un amigo me dijo que el niño Jesús no existía y seguido corrí donde mi madre a contárselo. Ella me dijo: Mi hijo, no le haga caso. Desde pequeño me gustaba escribir poesías y canciones para mis hermanos. Aprendí música con el maestro Rinaldo Jorge, que era un virtuoso”.
Joven dinámico. En su juventud el doctor Barranco fundó el primer coro de su pueblo, “agrupación coral, lira juvenil”, que tenía como propósito protestar contra las injusticias sociales en los 12 años de gobierno de Joaquín Balaguer. Fundó, además, el periódico “Desierta Juventud” y además organizó y creó la primera asociación de estudiantes universitarios de Navarrete.
“Siempre me gustó la música. Mi hermano mayor y uno de mis primos eran músicos. Yo me levantaba de madrugada, siendo un niño, a escuchar música. Cuando la orquesta Santa Cecilia iba a tocar a mi pueblo, me paraba frente al parque a escucharlos y sentía que las notas musicales me entraban por los poros. Uno de mis hijos, Jimmy, acaba de ganar el premio de la mejor película en español en el festival de Madrid, España.
Falta mucho por hacer. “En mi área de Nutriología Clínica falta mucho por hacer. En cada hospital deber haber un médico nutriólogo, especialista en nutrición, como en México, donde estudié, que habían 20 o 25 nutricionistas. Debe haber una persona encargada de nutrición y darle la dieta adecuada al paciente. Es necesario invertir en medicina preventiva. Es necesario nombrar médicos especialistas en nutrición en los hospitales para que encarguen de que el menú sea adecuado, balanceado, y así el paciente se recupera más rápido.
“Hice un reciente estudio que hice sobre la desnutrición en los hospitales está en alrededor de un 63 por ciento y el riesgo de desnutrición está en alrededor de un 45 por ciento. Las Administradoras de Riesgo de Salud deberían incluir el servicio de nutrición, porque si no invierten en nutrición en un paciente, este se enferma menos, se controla mejor la presión, sufre menos de diabetes y se controlan las enfermedades cardiacas. ¿Por qué las ARS no cubren la nutrición, cuando están obligados a tener que invertir en prevención? Hay que invertir mucho en atención primaria y sobre todo para enseñar a la gente a alimentarse”.

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