Creciendo con endeudamientos

Creciendo con endeudamientos

En cuatro meses se han publicado tres crecimientos posibles para la economía dominicana en este año 2010, de 3,3%, 8,5% y 5,5%, reflejando no solo inconsistencias sino que las diferencias tendrían consecuencias sobre el ingreso per-cápita.

Si lo real es 3 por ciento, por debajo de la media de América Latina y del Mundo como anuncio el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde Washington, podríamos estar entre los países con tasas de crecimiento per cápita negativa o ligeramente positiva, con un nivel de vida en deterioro.

Si convencemos al mundo de que es 8,5 por ciento, estaríamos en la lista de China y nos tratarían como si estuviéramos avanzando de verdad.

El crecimiento es uno de los tópicos de la macroeconomía de menos avance, sujeto a revisión y a discusión por la manera como se construye.

Ninguna institución está en capacidad de calcular con exactitud todo lo que produce la economía en un año; es imposible, mucho menos, anticipar la cantidad  para valorizarla.

El Banco Central hace aproximaciones y nada más, no puede hacer otra cosa, aunque su historia ha sido de poner énfasis en sus estimados, sin tomar en cuenta que por diferentes motivos no técnicos podrían ser incorrectos, porque mientras mayor es el número de estadísticas recogidas en los mercados, menores los estimados y las conjeturas.

Estimados tan dispares invitan a pensar que si se revisan nuevamente surgiría otro, posiblemente más consistente con lo que se siente hoy en las calles, que ni siquiera los celulares se están vendiendo, para no decir las jeepetas, los ejes del crecimiento estimado por las autoridades en los últimos años.

Las actividades de los cinco meses del 2010 están condicionadas por el endeudamiento público, no han sido el resultado de éxitos productivos, el consumo y la inversión pública han aumentado porque el Gobierno cerró el presupuesto con un déficit de RD$24 mil millones.

Es una  realidad que las autoridades no pueden ocultar, que mantiene sin entusiasmo al sector privado, convencido de que nada duradero está aportando el modelo agotado que el Gobierno se empecina en mantener en vigencia. 

Las autoridades saben muy bien que es ficticio el crecimiento que hemos tenido hasta ahora, porque se ha financiado con préstamos públicos y la economía no está recibiendo inversión directa para crear capacidad de producción.

Como secuela aumenta la deuda pública sin control de nadie, con Venezuela, por ejemplo, ya tenemos un balance de US$1,400 millones, sin contrapartida de obras públicas reproductivas, a las que con orgullo se les pudiera poner una placa que diga: se financió con Petrocaribe. No es responsable un crecimiento apoyado en deudas públicas.

Los economistas nos damos cuenta que cometimos el error cuando nada se puede  hacer, por eso lo recomendable es parar la fiesta de préstamos y revisar el crecimiento de corto y largo plazo, porque después de todo siempre será un ejercicio académico y de fe. Ningún aporte se haría al bienestar duradero si al final de año las autoridades y el FMI  dicen que crecimos 5.8%, el promedio de los tres pronósticos.

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