El crecimiento económico ha sido superior al promedio Latinoamericano, pero sus beneficios no se distribuyen de manera equitativa, de acuerdo a uno de los hallazgos del Volumen 3 del Séptimo Informe Estado de la Región que analiza el desarrollo humano sostenible en los países de Centroamérica y la República Dominicana (región CARD) durante el período 2018–2023.
El informe, presentado por el Programa Estado de la Nación, destaca que en las últimas décadas, la región logró avances significativos como la diversificación económica, el fortalecimiento de sus vínculos con los mercados internacionales y la reducción de la pobreza. Sin embargo, persisten desafíos como la desigualdad, la fragilidad institucional y las presiones ambientales, que requieren respuestas urgentes y coordinadas entre los países.
Desde una perspectiva de largo plazo, la región también amplió libertades y avanzó en la democratización de sus sistemas políticos. No obstante, apunta que existen importantes rezagos para fortalecer la capacidad de sus instituciones para atender las necesidades de la población y las profundas transformaciones experimentadas por las sociedades y las economías.
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Indica que uno los principales hallazgos del informe es la tendencia a la autocratización en algunos países, acompañada de un creciente desencanto ciudadano con los resultados de la democracia. Esta situación se da, paradójicamente, en un contexto de crecimiento económico, que, aunque superior al promedio latinoamericano, ha sido ambientalmente insostenible y socialmente excluyente.
El informe también resalta que la región opera en un entorno internacional complejo y cambiante, marcado por tensiones geopolíticas.
En ese contexto, plantea que las sociedades de Centroamérica y la República Dominicana se enfrentan a dos decisiones clave: fortalecer la democracia, como vía para lograr consensos y mejorar la calidad de vida de las personas, o permitir una mayor concentración del poder que podría poner en riesgo libertades y derechos fundamentales. Además, impulsar la integración regional para enfrentar un contexto internacional incierto y generar soluciones conjuntas a problemas compartidos, o avanzar de forma aislada, lo que podría fragmentar aún más la región frente a un mundo cada vez complejo.