Crecimiento con excepciones

Crecimiento con excepciones

La solidez con perspectivas favorables de la economía -así apreciada por analistas del Fondo Monetario Internacional- resulta de políticas monetarias y de gestión pública que facilitan a la inversión privada, local y extranjera. Se crece gracias al trabajo y al empuje de iniciativas que generan más producción y dinamizan el comercio y los consumos. Sectores sociales importantes contribuyen con una mayor demanda de bienes y servicios a dinamizar el mercado interno. El país merece confianza aun cuando la lista de objetivos de poder pendientes para garantizar equilibrio y permanencia de lo logrado, no ocupa la posición de principalía que merece.

La tendencia a elevar el endeudamiento, sin que el Gobierno aparezca enfocado en llenar un vacío de ingresos fiscales ni en disminuir el lastre de subsidios a la electricidad, entre otras metas, obligan a celebrar el éxito sin dejar de lado importantes reclamos. El FMI insta a las autoridades a redoblar esfuerzos para mejorar la sostenibilidad de la deuda; y su informe pone atención en la necesidad de que los ejercicios recaudadores estén a tono con el crecimiento de la economía, como falta también un compromiso de responsabilidad fiscal. En esa misma dirección ha estado la preocupación de sectores nacionales sobre la forma en que el Estado gasta, invierte y compromete con endeudamientos el futuro de un país con deficiencias estructurales pendientes, según el FMI.

Reacciones en paralelo

Las preocupaciones que, incluso a nivel diplomático, generan delitos y muertes confusas de extranjeros no distan mucho de las que expresan los propios dominicanos derivadas de los reportes periodísticos locales y creíbles que muestran alta incidencia de crímenes de altas y bajas categorías.

El eco exagerado de redes que parten de realidades puede prestarse a malos fines propagandísticos, pero el común de la gente no saca la inseguridad de su coloquio a partir de noticias reales sobre homicidios y agresiones. Súmese la intensidad de fechorías menores que a diario desafían autoridades a perseguir y castigar. Irse por los ramos en vez de inspirar confianza a propios y extraños con reacciones rápidas para descifrar hechos y someter autores a la acción de la justicia sería el mejor camino para proteger la imagen nacional.

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