Analizo las cifras de crecimiento e inflación a noviembre 2019 que publicó el licenciado Héctor Valdez Albizu la semana pasada.
Sobre el producto nos dicen por dónde anduvo la economía, que interanual, es decir sobre el mismo mes del año anterior, creció 4.9%. Significa que para todo el año se cumplirá el pronóstico de 5%, de crecer alrededor del potencial, lo que es excelente considerando que la economía global se ralentizó a 3.1% y a entre 0.5% y 0.9% el de América Latina y el Caribe.
Cuando el aumento del PIB se analice por componentes, se comprobará que es innegable fue catapultado por la política monetaria, porque se debió al mayor consumo de los hogares e inversión de las empresas, lo que achaco a los préstamos en pesos al sector privado, que por la flexibilización que tuvo lugar a mediados de año interanual crecieron en un 12%.
Además de que en cuanto al aporte de la demanda exterior neta, fue neutro en el mejor de los casos, las exportaciones aceleraron menos que las importaciones, se comportaron en ascenso coherente con el aumento de la demanda interna.
Como la economía baila al ritmo del petróleo, también el balance de la cuenta corriente, por el barril pagamos un precio medio de US$79.83 de 2012 a 2014 y US$46.73 de 2015 a 2018, se redujo en un 41.5%, y el déficit de la cuenta corriente se desplomó en 74%, de US$2,873 millones a US$846.9 millones, respectivamente, se debe dar seguimiento a las turbulencias que alteran el mercado, podrían poner en riesgo el pronóstico de crecimiento de este año de 4.7 por ciento.
Lo que deberá tener presente el nuevo Gobierno es que tiene que cumplir con su gran desafío, porque de ello dependerá su éxito al final del periodo: programar la devolución del ahorro que nos han prestado, es decir, reducir la deuda externa.
No tendrá otro camino que preservar el alto crecimiento del PIB con tendencia a la baja del déficit por cuenta corriente como lo muestran las estadísticas de los últimos años, y su aporte adicional será alcanzar el equilibrio para luego generar excedente con qué devolver la deuda externa.
Para lograrlo deberá multiplicar las exportaciones, ganar cuota de mercado, mejorar el aporte del sector exterior neto al crecimiento del PIB, si se quiere imitando lo que hace años hicieron los países asiáticos. Partiendo de la realidad, las exportaciones han reducido su participación en el PIB de 14.7% en 2012 a 12.8% en 2018, promediando solo 13.7%, el objetivo debe ser no menos de la cuarta parte de la economía.
Finalizo revisando las estadísticas de precios. En 2019 el PIB no abandonó su sendero alcista y continuaron en baja los riesgos de inflación, cerró el año en torno a la meta de 4% ±1%, significa que se cumplieron las expectativas, aunque superó la media anual de 2.8% de 2012 a 2018.
En noviembre los precios, que registraron una variación de 0,37% en relación al mes anterior, por los alimentos y bebidas no alcohólicas, explican más de la mitad del aumento, eran solo 3.23% superiores a los de un año atrás, porque la inflación acumulada fue 3.45% y 3.23% la interanual.