Cuando se afirma que la República Dominicana es uno de los países con mayor crecimiento económico regional en las últimas cuatro décadas, pero ese crecimiento no se ha transmitido en una reducción de la pobreza, se omite que los logros de varios años se han esfumado tras  las crisis económicas acontecidas en ese mismo periodo.

En la crisis financiera del 2003-2004 (para no recordar las de los ochentas y la del 1990) se produjeron graves retrocesos en una serie de indicadores sociales. Por ejemplo en el año 2000, al finalizar el primer periodo del presidente Fernández, la población por debajo de la línea de pobreza representaba el 29%, los pobres extremos e indigentes el 8.8%. Cuatro años después la crisis provocó que los pobres aumentaran a 43.4%, la pobreza extrema a 15.3%, mientras el desempleo aumentó de 13.9% en el 2000 a 19.7% en el 2004.  La crisis del 2003 borró los logros económicos y sociales de una década.

Gracias a las acertadas políticas económicas implementadas a partir de agosto del 2004, el PIB comenzó a crecer por encima de su nivel potencial y a pesar de que los políticos de la oposición han cuestionado esas tasas de crecimiento, avaladas por organismos como el FMI, así como tergiversan las cifras de empleo y pobreza, lo cierto es que estos siete años de crecimiento con estabilidad han contribuido  a notables mejorías sociales.

Los niveles de pobreza se han reducido de 43.4% en el 2004 a 33.2% en el 2010, los pobres extremos e indigentes de 15.3% a 9.6%, la tasa de desocupación ampliada de 19.7% a 14.1%, mientras que la tasa de desocupación abierta (población mayor a 10 años que en el periodo de referencia de la encuesta declaró no tener trabajo, que están disponibles para trabajar de inmediato y que en las últimas cuatro semanas gestionaron activamente un puesto de trabajo) bajó de 5.6% a 4.5%, que por cierto este índice nos coloca como uno de los países de la región con menor desocupación abierta, solo superados por México y Costa Rica.

En ese periodo 2004- 2010 se han creado 589  mil empleos y si bien algunos cuestionan la calidad de ese empleo por el elevado porcentaje de informalidad (56%), omiten que nos encontramos por debajo del promedio regional, en donde encontramos países como Colombia donde los empleos informales representan el 71%, Perú con el 69%, Ecuador 66%, Honduras 64%, Brasil 55% y con 54% Venezuela y México para solo citar algunos. 

El crecimiento con estabilidad en estos siete años ha permitido colocar las variables descritas a los niveles anteriores a la crisis, obviamente no es suficiente y para lograr mejores resultados será necesario mantener muchos años los actuales niveles de crecimiento, mejoría en la competitividad del país y mayores esfuerzos en la cantidad y calidad del gasto social.