Crecimiento ilusorio

Crecimiento ilusorio

Todas las economías crecen. Algunas crecen porque existe un impulso creador que fragua ideas y forja bienes y servicios. Otras tienen un crecimiento vegetativo. La población crece y este otro crecimiento que se refleja más bien en el consumo, determina crecimiento. El menguado crecimiento que se asienta en el simple sostenimiento de operaciones existentes y en la tasa demográfica, es ilusorio. Existe, por supuesto. Y es registrable estadísticamente. Mas no determina progreso.

Me hablan con alborozo del sostenido crecimiento de la economía dominicana. Tanto ha logrado, se afirma, que sustrajo de por debajo de la línea de pobreza a un alto porcentaje de quienes sobrevivían en este nivel. Las frías estadísticas pueden hablar de ello. El pueblo, en cambio, siente lo contrario. Basta pasar revista atenta, basada en el previo conocimiento, a cuanto ocurre en el país. Se contemplará un panorama que difiere de los entusiásticos anuncios que proclaman el dichoso crecimiento económico.

El crecimiento económico registra los resultados de lo que se acordó denominar sectores productivos. La relación de los sectores es más o menos invariable. A lo largo de los años, no obstante lo dicho, se ha modificado. La avicultura, verbigracia, se registraba seis decenios atrás, como un subsector poco apreciable. Luego que el Banco Agrícola de la República promoviese la cría del pollo de rápido crecimiento, aparece como parte del sector agropecuario.

El sector comunicación era, a su vez, un subsector. Los niveles de inversión que registra esta área lo han impulsado como sector. Es por cierto, de los que contribuye a percibir el espejismo. Registra elevadas inversiones y resultados, aunque la generación de puestos de trabajo es relativamente modesta, en comparación.

¿Hacia dónde debe dirigirse el crecimiento económico? Al desarrollo. En pocas palabras, hacia una firme y segura progresión de la economía que abarque a todo el mundo. En determinados estratos de la comunidad, permitiendo la satisfacción de las necesidades básicas por la creación de empleos directos e indirectos. En otros sectores, permitiendo niveles de bienestar con la promoción humana que responda a los esfuerzos propios y del entorno. En otros estratos sociales, como respuesta al esfuerzo aunque también al ahorro e inversión, dando lugar al enriquecimiento.

Poco de ello puede decirse que se ha logrado en el ilusorio panorama en que vive el país. ¿Prueba al canto? la proliferación de la tarjeta solidaridad. La imprescindible caridad del Estado niega la existencia de un crecimiento real de la economía. Aunque hemos de admitir que, sin duda la economía crece. Hasta en los pueblos primitivos, crece la economía.

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