Crecimiento y deuda

Crecimiento y deuda

Los bancos centrales dicen lo mismo en sus informes anuales sobre la economía. Cuando el crecimiento es bueno escriben “gracias a la excelente política monetaria…”, cuando es pobre “pese a la excelente política monetaria…”, culpando al recorte de gasto público, al menor déficit, al poco consumo privado, es decir a “otro”. Fue lo que leyó Milton Friedman en los papeles de la Reserva Federal, cuando investigaba para escribir la Historia Monetaria de los EE.UU., hoy podemos leerlo en los del Banco Central de Chile, Argentina, Brasil, México, República Dominicana y de cualquier otro, porque se trata de un manual.

Lo anterior viene a cuento porque no debería sorprender nuestro poco crecimiento (alrededor de 3%) en el 2013 y que la creación de empleos no superara el aumento de la población en edad de trabajo, era insostenible la política de gastar para apoyar un crecimiento artificial que empeoró la distancia entre ricos y pobres, acumulando déficits y deuda. Todavía está pendiente iniciar el proceso de desendeudamiento que desacelera la economía, lo enseña incluso nuestra historia económica desde el último tercio del siglo XIX, después de excesos de gastos con abrumadores déficits, sobreviene el ciclo de débil crecimiento que aumenta el desempleo, confirmando una vieja teoría de la literatura económica.

La duración del ciclo y la pérdida de producto es función del tiempo que tardemos en bajar la deuda para mantenerla en un nivel razonable, que para el Banco Central era 45% del PIB a final del 2013, para algunos economistas, incluyéndome, más de 50% agregando otras deudas (Banco de Reservas, Bagrícola, BNV y la flotante). Ambas muy altas considerando que el 56% de lo que producimos procede de actividades informales que no pagan impuestos. De modo que los papeles deberán decir que el Gobierno pasado fue ese “otro” responsable del poco crecimiento en 2013, el actual no tuvo más opción que ajustar el gasto y mejorar la eficiencia recaudadora, como lo demostró la DGII, entidad fundamental para la estabilidad macro-económica, aporta 77% de los impuestos, reportó que cumplió casi con el 100% de la meta presupuestada; agrego yo, a pesar de que la contracción se tradujo en menores ventas reportadas por empresas formales y que aumentaron los “gastos tributarios”.

Se debe completar el proceso de desendeudamiento público y aliviar el presupuesto de las familias, entrampadas en deudas comerciales e hipotecarias como resultado de la burbuja de crédito de los años 2008-2012, que explotó aunque sin la bulla que produjo en los Estados Unidos. La construcción de la planta a carbón es una señal positiva, aumenta la oferta de energía en el mediano plazo, que debería imitar la actividad privada, pero se necesitan reformas en el sector eléctrico, que reduzcan costos y tarifa. Debemos ganar competitividad, por tener un ingreso per cápita alto, desde el pasado primero de enero no podemos exportar sin impuestos ni tarifas a los países de la Unión Europea, beneficios que recibíamos a través del Sistema General de Preferencias. Como en las Mipymes depositamos la mayor esperanza para aumentar la economía y el empleo formal, la normativa debe revisarse para que los bancos comerciales prioricen el crédito a ese sector, dejando de lado los externos temores infundados de impago.

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