MADRID, 18/10/2020.- La economía latinoamericana ha sido golpeada con especial virulencia por la pandemia de COVID-19. Ante la magnitud de la crisis el presidente del banco de desarrollo de América Latina CAF, Luis Carranza (imagen), pide cooperación internacional e insiste en continuar por la senda de la globalización: más comercio, más inversiones y más integración entre los países de la región. EFE/Altea Tejido
El presidente de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, Luis Carranza, considera que el Producto Interno per cápita (PIB per cápita), corregido por poder de compra, no regresará al nivel de 2015 hasta, como pronto, 2025.
Afirma que en este aspecto la región tendrá una década perdida.
En una entrevista, admitió que la región no es monolítica y que se va hacia una recuperación a muchas velocidades.
“Efectivamente. Tenemos, por ejemplo, a los países exportadores de materias primas, que han visto cómo estos productos han recuperado, en general, los niveles de precios que tenían a principios de año con excepciones como el petróleo, que sigue siendo la más castigada. Y hay, también, distintas condiciones fiscales en los países, con las necesidades de financiamiento rondan los 10 puntos del PIB por año y aumentos significativos de la deuda. Ahí nos está ayudando mucho la liquidez en los mercados internacionales”, agrega.
Sobre cómo responder ante la crisis generadas por el covid-19, sugiere que si un país tiene margen fiscal, tiene que utilizarlo.
“Este es el momento en el cual uno tiene que utilizar todas las reservas que ha acumulado a lo largo del tiempo. Pero parte de la asimetría en la respuesta fiscal y monetaria depende de las condiciones previas a la crisis. A diferencia de en 2008 y 2009, cuando la región en general estaba en una situación muy sólida, esta recesión nos ha agarrado con grandes diferencias: Paraguay, Chile o Perú tienen niveles de deuda relativamente bajos, pero otros tienen situaciones muy complicadas”, sostiene.
En cuanto al rol que deben jugar los bancos de desarrollo, planta que en plena crisis, el plan de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina era llegar este año a aprobaciones cercanas a los 16.000 millones de dólares, pero se quedó en 14.000 porque “nuestros propios países no nos demandaron los recursos que en un primer momento consideraron, gracias a que las condiciones en los mercados empezaron a relajarse relativamente pronto, sobre todo para aquellos países con grado de inversión. Eso hizo que no necesitasen el apoyo de los bancos de desarrollo que originalmente habían pensado”.
Además, señala que algunos Congresos no han aprobado los créditos que habíamos negociado por el nivel de tensión política interna.
“Ahora, yo creo que los bancos de desarrollo tenemos que jugar un proceso muy importante en el proceso de recuperación: somos una palanca financiera muy importante, no solo por los recursos sino por la orientación que les damos, que es básicamente infraestructura productiva y social. Queremos seguir siendo relevantes para los países en los próximos dos o tres años. Este va a ser un proceso de recuperación lento que va a requerir apoyo financiero para lograr una convergencia suave en su consolidación fiscal”.
El cuanto al otro gran banco de desarrollo regional, el BID, afirma que está viviendo un proceso especialmente convulso, con la polémica elección de Mauricio Claver-Carone, un hombre de Trump que no es visto precisamente con buenos ojos en muchas capitales latinoamericanas.
Dijo que con el BID se tiene una larga tradición de colaboración y que personalmente él, tiene una muy buena relación con Luis Alberto Moreno.