Berlín.  AFP.  Alemania, alumno modelo de Europa y uno de los primeros en recuperar el crecimiento económico tras la crisis de 2008-2009, parece ahora vulnerable a los riesgos de una nueva recesión y se prepara para un futuro incierto.

Los indicadores publicados la semana pasada -con una reducción de los pedidos industriales y un retroceso de las exportaciones en julio- confirman lo que muchos temían, a saber que “Alemania no será capaz de mantenerse al margen” de la sombría coyuntura mundial, asegura Ulrike Rondorf, economista del Commerzbank.

Para todos estaba claro, incluso antes del pánico bursátil de las últimas semanas, que la economía alemana sería mucho menos dinámica en el segundo semestre de este año que en el primero.

Pero la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) trajo el jueves noticias aún peores al publicar sus nuevas previsiones de crecimiento para los países del G7: el PIB alemán, decepcionante ya en el segundo trimestre 2011, debería bajar en el cuarto trimestre respecto al tercero.

Es cierto que aún estamos lejos de la catástrofe de 2009, cuando Alemania  tuvo un retroceso del 5,1% de su PIB. Y este año, el crecimiento deberá andar en torno al 3%, recordó el martes el ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, antes de sentenciar: “Nada parecido a lo que es una recesión”. “No hay ninguna señal de recesión”, insistió al día siguiente la canciller, Angela Merkel.