Creen EU planea bombardear Norcorea e Irán

Creen EU planea bombardear Norcorea e Irán

WASHINGTON (EFE).- El Gobierno de EEUU aparece dividido entre los que quieren usar mano dura y las armas para contener a Irán y Corea del Norte tras su amenaza de acelerar sus programas nucleares, y los que favorecen la negociación.

   Durante el largo pulso que la comunidad internacional libra con ambos países para detener sus ambiciones nucleares, en Washington han surgido periódicamente rumores de que el Gobierno tendría planes avanzados para bombardear las instalaciones nucleares de estas naciones.

   Las conjeturas están alimentadas por el hecho de que el Gobierno ha recalcado siempre que no descarta la opción militar para lidiar con esas naciones.

   No obstante, según algunos expertos son un síntoma de algo más profundo: la escisión sobre política exterior que ha caracterizado al Gobierno del presidente George W. Bush.

   «La Administración está dividida sobre cuál debería ser el objetivo, si el cambio de gobierno o el cambio de comportamiento» en Irán y Corea del Norte, explicó a EFE Robert Litwak, un ex director de no proliferación de armas de destrucción masiva en el Consejo Nacional de Seguridad.

   De un lado están los llamados neo-conservadores, «halcones» convencidos que creen que la mejor estrategia de seguridad de EEUU es promover la democracia, por la fuerza si es preciso, como ha hecho en Irak.

   Ellos fueron los que persuadieron a Bush de que interrumpiese las negociaciones con Corea del Norte que había llevado a cabo el equipo de su antecesor, Bill Clinton, y denunciase a Pyongyang por no cumplir el compromiso firmado con EEUU en 1994.

   El tiro les salió por la culata y Corea del Norte expulsó a los inspectores de la ONU y declaró públicamente sus deseos de fabricar bombas nucleares.

   Del otro lado están los pragmáticos dentro del Gobierno, agrupados principalmente en el Departamento de Estado, quienes desean negociar con Irán y Corea del Norte, y hacer concesiones para lograr un acuerdo.

   El conflicto entre ambos grupos ha resultado en la «falta de una estrategia clara sobre qué hacer», según Joseph Cirincione, director del programa sobre la proliferación de armas de destrucción masiva del Carnegie Endowment for International Peace, un instituto independiente.

   En octubre, Estados Unidos comenzó a desplegar un sistema anti-misiles que le está costando miles de millones de dólares específicamente orientado a destruir proyectiles de largo alcance lanzados por Corea del Norte, aunque su efectividad está en duda tras una serie de pruebas fracasadas.

   Al mismo tiempo, el Gobierno ha endurecido sus palabras contra Corea del Norte. Bush llamó a Kim Yong Il «tirano» y «persona peligrosa» hace unos diez días.

   Además, ha premiado con la candidatura a la embajada de EEUU ante la ONU a John Bolton, quien como secretario adjunto del Departamento de Estado provocó la ira de Yong Il al decir en Seúl que era un «dictador tiránico» que había convertido a su país en «una pesadilla infernal».

   Pero a pesar de las duras palabras, Estados Unidos no tiene muchas opciones para lidiar con Pyongyang.

   Para Daniel Pinkston, un experto en Corea del Norte del Consejo de Relaciones Exteriores, un centro independiente, un ataque militar «está descartado y las sanciones económicas serían bastante limitadas».

   Un bombardeo estadounidense haría que el millón de soldados norcoreanos cruzasen la frontera con Corea del Sur donde están apostados y se desatase una guerra en la península, según Litwak.

   China es el país que puede hacer efectivo un desabastecimiento de alimentos y energía a Pyongyang, pero Pekín no desea imponer sanciones como ésas por miedo a desestabilizar el país, de acuerdo a Pinkston.

   En Irán algunos analistas estadounidenses sí ven opciones militares y un objetivo clave serían sus instalaciones cerca de Isfahan. No obstante, los expertos consultados por EFE también opinan que eso sería imposible.

   «No sabemos donde están todas las instalaciones nucleares», dijo Litwak, quien añadió que el ataque resultaría en una «reacción violenta contra Estados Unidos en Irán, cuya población irónicamente es la más pro-americana de la región».

   A su juicio, la única opción de EEUU es dialogar con los ayatolás iraníes y los comunistas norcoreanos, y estar dispuesto a hacer algunas concesiones, aunque les pese a los neo-conservadores.

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