Creen mafias están detrás de secuestros

Creen mafias están detrás de secuestros

BAGDAD (EFE).- Mafias económicas, unidas a grupos de insurgentes con intereses políticos, han desatado una oleada de secuestros en Irak que no sólo afecta a los ciudadanos extranjeros sino también a cualquier iraquí con cargos políticos o una buena situación económica.

Las últimas víctimas conocidas han sido un diplomático egipcio y el director general de una empresa constructora estatal, capturados en Bagdad en las últimas 24 horas.

En el caso del diplomático, identificado como Mohamed Manduh Quttab, las razones son claramente políticas, ya que los propios secuestradores han subrayado que se debe «al apoyo» que ha ofrecido Egipto al nuevo Gobierno iraquí, entendido como una forma de «colaborar» con la ocupación estadounidense.

«El objetivo de estos grupos es presionar más al Gobierno interino y sabotear sus esfuerzos, animados por el hecho de que como en el caso de Filipinas, el secuestro se ha revelado como un arma eficiente», explicó hoy a EFE una fuente diplomática occidental que prefirió no ser identificada.

Ciertas dudas se abrigan, sin embargo, sobre el secuestro hoy de Raad Adnan, director de la Constructora Al-Mansur, dependiente del nuevo Ejecutivo, cuando salía de su domicilio en dirección a su puesto de trabajo.

Según fuentes del Ministerio de Interior, un grupo de pistoleros abordó a Adnan en la calle Rubai, en el centro de Bagdad, y le obligó a bajar de su coche a punta de pistola y a entrar en otro vehículo.

Después, sin disparar y sin herir a nadie, se dieron a la fuga y desde entonces, nada se sabe de su paradero. Ningún grupo ha asumido la responsabilidad de su captura.

«Existen casos así a diario. La criminalidad común es rampante en la ciudad y en el país. Bandas mafiosas que secuestran comerciantes o a sus hijos y exigen grandes cantidades de dinero. Es tan habitual, que ya incluso existen rescates estándar», asegura el diplomático occidental.

«Apenas se habla de ello, pero es otro de los problemas que frenan la reconstruccicn. Existe una fuga de cerebros, de hombres ricos, intelectuales, profesionales independientes y cualificados asustados por estas extorsiones», añade el diplomático.

Otros no han tenido tanta suerte, y simplemente han sido tiroteados a las puertas de su domicilio.

En las últimas dos semanas han perecido de esta forma el Gobernador de Mosul, el Gobernador en funciones de Basora, y un alto cargo del ministerio iraquí de Defensa, además de un ex general del Ejército iraquí que había sido recuperado para las nuevas fuerzas de Seguridad.

«El problema es que son grupos difíciles de controlar. Algunos no son otra cosa que malhechores armados que capturan a la presa más fácil, y luego exigen dinero a cambio de su libertad (…) En Bagdad casi todo el mundo tiene un arma», explica Emad, un agente de la nueva Policía iraquí que prefiere no revelar su apellido.

«La gente tiene miedo a salir de casa. No envían a sus hijos a los parques o a casa de sus familiares porque temen que sean capturados. Muchos no tiene el dinero que los »Ali Baba» (ladrones) les exigen», resume Ayub Abdel Rahim, funcionario público.

El Gobierno del primer ministro interino, Iyad Alaui, quien ha admitido que la delincuencia común es un grave problema, también es consciente de que la lucha para erradicar esta lacra es casi tan importante como la destinada a aplastar la insurgencia.

Por ello, las principales calles de Bagdad y otras ciudades se han llenado en las últimas semanas de policías y puestos de control, que inspeccionan vehículos y revisan los documentos de identidad.

«Sí, es un avance», admite Hosan al-Samarri, dueño de tienda de electrodomésticos, «pero no es suficiente. Yo todavía confío la seguridad de mi negocio a un grupo privado».

Al-Samarri niega que haya sido objeto de amenazas, pero reconoce que otros comerciantes acaudalados han tenido que pagar a las mafias para evitar robos y secuestros. EFE

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