Creen ponen ejemplo con José Guillén
para calmar «ego» de las estrellas

Creen ponen ejemplo con José Guillén <BR>para calmar «ego» de las estrellas

POR DAN WETZEL
De Yahoo! Sports

Quizás los equipos están comenzando a aprender el uno del otro. O quizás José Guillén es tan grosero como dicen o quizás Mike Scioscia y Bill Stoneman no lo son. Quizás un día sabremos por qué Scioscia y Stoneman, el dirigente y gerente general de los Angelinos, respectivamente, suspendieron a Guillén sin paga por el resto de la temporada –y si aplica la postemporada– por molestarse visiblemente cuando fue sacado por un emergente el sábado.

Pero si el deporte tiene suerte, señala el fin de la indisciplina.

No hay duda de que Guillén exageró su reacción. Tiró su casco en la dirección de Scioscia. Lanzó su guante contra la pared del dugout. Se comportó como un bebé y le importó más su persona que el equipo. Hizo todo eso en medio de una lucha cerrada por la División Oeste, estando los Angelinos a solo un juego de los Atléticos de Oakland con seis encuentros por jugar.

Y aunque todavía es muy temprano para llamarlo tendencia, quizás, solo quizás, solo quizás, los equipos recuperarán los valores de conjunto, la química de equipo y el pensamiento de “el conjunto primero” en los deportes profesionales. Si es así, hay que darle crédito a los Angelinos por prestar atención:

A los Patriots de Nueva Inglaterra, quienes han ganado dos de los últimos tres Super Bowls gracias a la actitud de todos para uno que ha maximizado su talento.

A los Pistons de Detroit, que definieron el baloncesto sin egoísmo la primavera pasada para opacar a los grandes favoritos y más talentosos individualmente Lakers de Los Angeles.

A los Marlins de La Florida, que el pasado octubre creyeron tanto en sí mismos, sin importar lo jóvenes e inexpertos que fueran, acabaron con los Gigantes de San Francisco, Cachorros de Chicago y Yanquis de Nueva York para ganar la Serie Mundial.

Si hay alguna tendencia en este mundo de la agencia libre en el deporte profesional es esta: los individuos reciben premios, los equipos ganan campeonatos.

“Creo que (Stoneman) quería ser claro y conciso con el mensaje”, dijo Scioscia después de la victoria del domingo sobre Oakland. “Creo que lo fue. Cualquier cosa que se metiera en el camino de que ganemos un juego no se puede aceptar. Creo que eso es lo que Bill quiere dejar claro”.

Si es así, lo hizo al tirar a la basura a un tipo que bateaba .294 con 27 jonrones y 104 empujadas en la última semana de la temporada. Solo Vladimir Guerrero tiene mejores números de poder en el conjunto.

Guillén apelará la decisión pero parece que no hay fallo en la decisión de los Angelinos. Si tienen que hacerlo, le pagarán para que se quede fuera el resto del año.

Guillén puede ser grandioso en el terreno, pero juzgando por la escasez de compañeros que lo defiendan, es un cáncer en el clubhouse. Esto no luce como un incidente aislado.

“Teníamos que hacer algo con José”, dijo Scioscia.

Este es un cambio refrescante de dirección. Por demasiado tiempo ha habido dos reglas diferentes para los jugadores. El tratamiento de estrella era lo que se esperaba.

Incluyó cómo los equipos y los juegos eran mercadeados para los consumidores, incluyendo a los atletas jóvenes e impresionables.

Los Bulls de Chicago eran de Michael Jordan (completos con las Reglas de Jordan). Eran los Gigantes de San Francisco de Barry Bonds (incluyendo el asiento reclinable para el entrenador personal en el clubhouse.

Los juegos eran vendidos como Troy Aikman contra Steve Young y no Cowboys contra 49ers.

Algunas estrellas (como Jordan, Aikman y Young) lideraron sus equipos a múltiples títulos, en parte porque incluían a sus compañeros de equipo y tenían una gran disposición para ganar. Ellos comandaron atención y por eso fueron elevados a su puesto.

Pero fue fácil para jugadores de menos peso el pensar que poniendo números individuales podían ser tratados como estrellas.

Si pueden contar con algo es que los equipos copien la fórmula del éxito. Ahora mismo hay muchos equipos sin nombres ganando títulos jugando en grupo. Y por eso los gerentes ya ponen a los petulantes en su lugar.

Cuando el dirigente envía a un corredor emergente por el bien del equipo, usted sale del terreno con una sonrisa y le da a su reemplazo una palmada en la espalda. Si no le gusta, vaya donde mejor le guste.

Así se supone que se manejen los deportes de equipo.

“Esto tiene que ver con la organización”, dijo Scioscia. “No un solo jugador”.

Ya era tiempo.

VERSIÓN: DIONISIO SOLDEVILA BREA

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