Mañana se cumplen cuatro años del asesinato de una joven madre, crimen que sacudió la provincia Valverde, sin que las autoridades hayan hecho lo necesario para dar con sus autores, no obstante la insistencia del esposo ante las altas instancias policiales y judiciales, y el clamor de la familia y el pueblo de Mao para que se haga justicia.

Yasmín Valdez de Rodríguez, madre de dos niños, fue degollada en su hogar frente a su pequeña de 8 meses de edad, mientras su esposo, el profesor universitario Manuel Rodríguez Bonilla, llevaba a su otro hijo, David Emmanuel, al colegio y realizaba varias diligencias encomendadas por ella.

El esposo, junto a sus dos pequeños hijos, ha padecido un largo viacrucis con la salida forzosa de su pueblo por una infame campaña sustentada en la precipitada opinión del fiscal Nelson Rodríguez quien calificó el crimen de pasional e inculpó al profesor a los pocos minutos de llegar a la escena del crimen.

A la campaña de descrédito, iniciada por varios sicarios morales, disfrazados de comunicadores, se sumó el padre, un oficial retirado de la Policía, y la familia de la occisa quienes han proferido toda clase de insultos y amenazas públicas contra el esposo careciendo, porque no existen, de pruebas en su contra.

Pese a ese escenario de peligro para Rodríguez Bonilla, hay autoridades que pretenden que este se exponga y lleve a sus hijos a visitar a la familia prejuiciada, ignorando el trauma que pueden sufrir los niños, en lugar de ocuparse de lo que es su responsabilidad: dar con los asesinos de Yasmín Valdez de Rodríguez.