Crimen inhumano

<p>Crimen inhumano</p>

MANUEL A. GARCÍA SALETA
Cada año cuando llega la fecha de la muerte de Manolo Tavárez y sus compañeros, trae a mi memoria el horrendo crimen que se cometió contra esa juventud de una manera tan cruel y con tanta saña, acompañada de una ferocidad de bestias salvajes, tanto como los que lo ordenaron como los que físicamente lo ejecutaron, definitivamente no eran seres humanos sino fieras con ansias de eliminar a una juventud que luchaba y trataba de restablecer la democracia dominicana que fue eliminada por un golpe de Estado dado en contra del profesor Juan Bosch.

Ese fue el único pecado cometido por Manolo y sus compañeros.

Recuerdo cuando se levantó el cadáver de Manolo de la fosa donde estaba, y ver en su frente el tiro de gracia y varias puñaladas en su cuerpo, nos indicaba la barbaridad cometida por sus ejecutores.

Lo más penoso de todo esto es que se dijo que fue para obtener el reconocimiento del Triunvirato, que al renunciar irrevocablemente Don Emilio de los Santos por ese monstruoso hecho, ocupó la Presidencia Donald Read Cabral y entonces fue reconocido por USA el de facto Triunvirato.

Cambiando de tema hablaremos de la historia previa y de algunos de los acontecimientos que compartimos con Manolo, en casi dos meses que pasamos juntos; mi mayor preocupación era proteger su vida y luego conversar con él diariamente tratando de alentarlo para darle soluciones a los múltiples problemas que a diario se les presentaban con motivo de la insurrección, porque sin duda alguna en el Comité Central existían diferencias de criterios entre sus componentes, con relación a las decisiones de la partida hacia las montañas de Las Manaclas. La salida se precipitó por las presiones que hacían algunos dirigentes, sin considerar las variantes que estaban surgiendo, especialmente con motivo de la matanza de Kennedy. Benjamín Ramos volvió advertirle a Manolo lo que eso significaba. No le hicieron caso tampoco. Manolo insistía que él era democrático y que aceptaría la decisión que tomara la mayoría del Comité Central; así se hizo y los resultados todos los conocemos.

Debo aclarar también que es importante señalar para la historia, que la preparación del proyecto insurreccional no comenzó después del golpe de Estado, sino que se inició tan pronto tomó posesión Juan Bosch de la Presidencia de la República Dominicana.

Se cambió la consigna diciendo que la lucha insurreccional era para la reposición del Gobierno democrático de Juan Bosch. Esa coyuntura se presentó y se adoptó, pero ese no fue el motivo original. Decir la verdad sumamente importante para evitar confusiones.

Desde los primeros meses del gobierno de Juan Bosch comenzamos a comprar armas y muchas de ellas se mandaron en ese período para Santiago. Otras se guardaron en la granja avícola de mi hermano Tomás. Yo tenía en un closet de mi esposa, tres fal, tres Cristóbal y dos M1, las primeras eran para Manolo, Benjamín y Máximo Bernard, las otras para sus ayudantes. Recuerdo con muchísimo placer a Pichi Mella que iba periódicamente a mi casa a limpiar esas armas. Jaime Socías se encargó de las armas que fueron enterradas en la granja cuando tumbaron a Juan Bosch y esas armas sufrieron daños notables con las materias fecales de las gallinas. Esa situación se la advertí a Manolo.

Es bueno señalar que la inexperiencia de la juventud del 14 de Junio, la mayoría eran muy jóvenes y cometían imprudencias peligrosas como fue la de Juan Miguel, que era el encargado de las compras de armas y cometió un desliz fatal para nosotros, porque llevó a la casa de Tomás mi hermano, al famoso Toleman y le dijo que dejara en esa casa las ametralladoras que le había comprado. Toleman nunca regresó a traer las armas. A poco tiempo de eso se apreció el general Belisario Peguero, jefe de la Policía Nacional, con Toleman buscando preso a nuestro hermano, quien fue trasladado al Palacio de la Policía. Esto creó un problema serio para nosotros, pensando que quizás allanarían las otras casas nuestras también, pero por suerte no sucedió nada.

Don Emilio de los Santos (todavía Presidente), cuando supo la prisión de Tomás, llamo a papá, su amigo de siempre, y le dijo que le estaba mandando un cheque para que pagara la fianza porque mientras él fuera Presidente de la República ningunos de tus hijos podían estar presos por política.

En los meses de marzo o abril, Manolo estaba en mi casa a las nueve de la noche, esperando a Polo y a Juan Miguel que transportaban unas armas en el baúl de un carro para depositarlas en la marquesina de mi casa, para luego transferirlas a una camioneta cerrada de la tienda Lama, que las llevaría a Santiago. Polo, que era el que estaba manejando el carro y no era muy experto al tratar de meterlo de reversa en la marquesina, se enchivó en la cuneta y en ese momento llegaron dos policías en su carro. Manolo me pregunta “y ahora qué hacemos”. – Bueno, le dije, tú tienes tu pistola y yo la mía, esperemos los sucesos para entonces actuar”.

Por suerte Juan Miguel le enseñó una tarjeta a los policías de su primer hermano que era el Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas y los policías decidieron ayudarlos a sacar el carro, pero estaba muy pesado por las armas que tenían en el baúl. Polo y Juan Miguel con la ayuda de los dos policías salieron del atolladero, arrancaron sigilosamente delante de los policías y a poco rato nos llamaron diciendo que todo estaba bien. Manolo se fue para su casa y yo me acosté también. Al día siguiente se realizó el trasbordo de dichas armas con toda normalidad.

Esta relación de hechos, fortalece el contenido histórico de la patriótica gesta del 14 de junio.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas