Crímenes contra crímenes

Crímenes contra crímenes

Los linchamientos y pretensiones de venganza indiscriminada en atención a la nacionalidad de supuestos autores de delitos serían hechos criminales que pueden resultar peores que los sucesos previos que invocan turbas para matar. El argumento de que la muchedumbre debe tomar crueles represalias porque las autoridades no actúan carece de validez. Acciones que tipifican la irracionalidad negadora del derecho fundamental a la vida y a ser juzgado, bajo toda circunstancia, en forma oral, pública y contradictoria. Es cierto que la criminalidad causa oprobiosas expresiones de daño a la sociedad y que los mecanismos de prevención, persecución y castigos deben ser más efectivos para rodear de seguridad a la ciudadanía. ¿Vale por eso reaccionar salvajemente para resolver la insuficiencia?
El índice de delitos en el país no crea un estado generalizado de inseguridad como para excusar que grupos callejeros se lancen a sangrientas represalias que incluyan aplicar sumariamente la pena capital a simples rateros, como suele ocurrir. Proponerse, como se adelantó en recientes amenazas públicas, segar vidas a haitianos asentados en tal o cual comarca porque alguien de esa nacionalidad cometió homicidio sería barbarie; derramar sangre inocente en crueles actos contra la convivencia civilizada. Debe combatirse más a los vengadores callejeros. Desalentar sus prácticas con las debidas sanciones de ley.

Unas cirugías en cuestionamiento

Cada cirugía conlleva riesgos para el paciente, dicen los que saben, aun cuando se aplique con sentido de prevención y correcto proceder facultativo. Pero en República Dominicana existe preocupación en algunos círculos por los insistentes desenlaces trágicos de intervenciones para fines estéticos. Muertes de personas recién sacadas de quirófanos a las que a veces las informaciones vinculan a individuos y lugares conocidos. Alto precio para la apariencia. ¿Cuáles son las garantías de protección a la vida que ofrecen las autoridades a las que compete velar por una correcto ejercicio de cirugía plástica en el país? ¿Se supervisa regularmente la competencia de quienes accionan el bisturí en un renglón en el que el dominio de la especialidad debe estar certificada académicamente? ¿Quién, con autoridad, pone atención crítica sobre las clínicas en cuestión?

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