Los crímenes de todos los universos cubren al país, sin que hasta ahora gobernante alguno hubiese diseñado un programa eficaz para ganarle la partida a la canalla, imponiendo el monopolio estatal de la violencia.

En ocasión de las festividades de la Virgen de la Altagracia el día 2l, el obispo de Higüey, monseñor Nicanor Peña, pronunció la tradicional homilía en esa fecha, decantándose por el respeto y protección a la mujer, que es víctima de por lo menos 300 asesinatos anuales y millones de maltratadas por sus parejas, deviniendo en una plaga y pandemia peligrosas.

El presidente Danilo Medina manifestó en la Basílica de Higüey que en los próximos días anunciará al país un plan para combatir la violencia y los crímenes espeluznantes que consternan constantemente a las personas de vivir pacífico, ordenado, decente, con principios cristianos y respeto a las leyes.

Nueva vez he de insistir en que si en vedad el presidente Medina aspira a un ordenamiento eficaz para contener en una proporción apreciable el flagelo de la violencia y el maltrato a las mujeres, algo que  no dudo, lo primero que debe y tiene que hacer es modificar las leyes 36-66 sobre Porte y Tenencia de Armas de Fuego, para que en lo sucesivo no se permita el porte y solo la tenencia, pero a nadie, ni políticos designados o electos. A nadie.

La tenencia, solo a personas mayores de 35 años, que justifiquen defender propiedades, negocios, industrias, haciendas, no a cualquier pelafustán como acontece hoy.

Segundo, crear unidades mixtas, gobierno y empresarios, en los sectores marginados, que incluyan núcleos de empleos, boticas de PROMESE, unidades de INESPRE, dispensarios médicos y dentales y reactivación de los clubes sociales incluyendo bibliotecas con libros didácticos. ¿Es mucho pedir?