Criminales

Criminales

Hay un punto de encuentro donde la ciencia, basada en las evidencias, niega la existencia de Dios y al mismo tiempo choca con hechos inexplicables que justifica solamente en la existencia de un “ser superior”. Sin embargo, fuera de este punto, hay factores incuestionables francamente científicos o definitivamente religiosos  los cuales son rabiosamente rechazados por los fanáticos de ambas tendencias de pensamiento.

Ejemplo de lo anterior es el hecho de que algunos se resisten a reconocer que existen enfermedades o patologías que hacen incompatible un embarazo con la preservación de la vida de la mujer-madre y niegan a los médicos la facultad de interrumpir esa gestación para que la mujer sobreviva, planteando, algunos teóricos, que se deje evolucionar la gestación “a la voluntad de Dios” con la consecuente pérdida de la vida de la madre y su embrión o feto.

La ciencia (o los científicos) dijeron al Cardenal López Rodríguez que debía someterse a una cirugía cardíaca y no vaciló en hacérsela. Gracias a Dios y a los médicos que lo operaron, aún está entre nosotros. ¿Podrían el Cardenal y la majestad de la Iglesia abjurar de la ciencia y condenar a muerte a una embarazada cuando la ciencia misma dice que por su gestación perderá la vida?

En la mayoría de los tratados científicos que tocan el tema del embarazo de alto riesgo que compromete mortalmente a la madre y/o al feto, se plantea sin discusión la elección en favor de la madre porque el fracaso en el intento es perder las dos vidas y para el Dios que conocemos no puede ser un crimen escoger una vida en vez de dos muertes.

Nunca tendremos luz si por cada llama que encendemos apagamos dos.

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