Crisis de energía

Crisis de energía

Los gobiernos empiezan a dar señales de desgaste cuando la ciudadanía se hastía de padecer un problema número uno persistente, y entonces, inicia la búsqueda de nuevos dirigentes con la esperanza de colmar sus requerimientos más sentidos. Es el caso alusivo a la crisis de energía, que arrastramos por una treintena de años, de los cuales corresponden ya nueve al presidente Leonel Fernández en dos períodos y tres meses del tercero, sin columbrar una solución al  problema troncal que agota la paciencia y frena el desarrollo nacional.

En un momento histórico en que se revalúa la receta de John Maynard Keynes de control del sector privado y que marca el colapso de esa perversión económica que se llama neoliberalismo, la coyuntura es propicia para que el presidente Leonel asuma el control de la generación de energía, contrario al postulado egoísta e inviable de los magnates del CONEP que propugnan todo lo contrario al interés nacional y la receta keynesiana. Resulta inadmisible que exista el contrasentido, y se prolongue, de permitir que distribuidoras que no producen un bien que cobran, cuando el anal directo del gobierno debe ser con los generadores, desmantelar a los pulpos que cobran tarifas abusivas que no se corresponden con el consumo de los usuarios y cortar el presidente Leonel el nudo gordiano como lo hizo Alejandro Magno hace 2,500 años.

El presidente Leonel ahorrará este año US$1,000 mm por concepto de la reducción del petróleo de US$165  a US$68 el barril y con eso, además de las obras de infraestructura que anunció, pagar a los generadores, propinar un puntapié a las distribuidoras, suprimir los abusos que cobran más que lo que generan, y normalizar el servicio eléctrico para eliminar las protestas que causan muertes, y para que en las elecciones de término medio y final, no lo lamente.

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