Crisis en IDSS

Crisis en IDSS

El tiempo va a pasar y todavía el Sistema de Seguridad Social que se busca crear no será una espléndida y hermosa realidad para beneficio de todos los sectores de esta Nación en la que la pobreza extrema está muy extendida.

Y en lo que llega la plenitud de acceso a una eficiente estructura sanitaria, el Estado debe evitar que sufra mayor deterioro ese conjunto médico-hospitalario y pensionista que entre los dominicanos equivale al rudimento o inicio histórico de la Seguridad Social.

Lo que todos conocemos con las siglas IDSS está constituido en el Instituto que con buen sentido y sana intención se creó para establecer una relación justa entre la generación de utilidades y la obligación de prestar servicios de salud a quienes con su sudor hacen crecer los capitales y progresar al país.

La responsabilidad de sostenerlo -casi en la misma manera en que aparece en la proyección del nuevo régimen de seguridad social- fue asumida por los propios trabajadores, que aportan parte de sus salarios, los patronos y el Estado.

Lamentablemente el IDSS ha fallado durante gran parte del tiempo, y en muchas oportunidades ha resultado un barril sin fondo; en ocasiones los gobiernos y los empleadores no han estado a la altura de sus obligaciones; y en casi todas las ocasiones, un sector dirigente del sindicalismo -que tiene presencia en el consejo directivo- no se ha comportado como un eficiente guardián de los intereses de los trabajadores que dicen representar.

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En medio de la transición en marcha, el Instituto Dominicano de Seguros Sociales se muestra en grave situación financiera y operativa. Se retrasan los pagos de salarios a médicos y enfermeras, que, por tanto dejan de cumplir sus labores en más de veinte centros de asistencia.

Están además los alarmantes reportes de carencias de medicamentos, equipos y materiales considerados imprescindibles para proteger la salud y la vida de los asegurados.

Diariamente centenares de afiliados de todo el país llegan a estados graves por diversas enfermedades, incluyendo las más catastróficas, sumándose a los miles de pacientes de menor urgencia que también acuden al IDSS.

La situación de descalabro del Instituto de seguros constituye, innegablemente, un problema de trascendencia nacional en materia de salud pública.

Se supone que el gobierno navega en medio de graves apuros económicos, pero una de sus voces más representativas ha asegurado que el Fisco está obteniendo recaudaciones sin precedentes y proclama que la próxima administración del Estado hallará una situación económica «fácil».

Aun tratándose de una holgura difícil de confirmar, existe la obligación de destinar recursos adicionales a los servicios públicos que estén en crisis e incluir al IDSS en esos auxilios de emergencia, en atención a la numerosa población pobre que tiene derecho a sus servicios.

La visión positiva sobre la realidad dominicana deja sin excusa a las autoridades para abstenerse de actuar.

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