BOGOTÁ. El Centro de Atención al Migrante de Bogotá abrió sus puertas hace más de dos décadas como un albergue para las familias desplazadas por el entonces violento conflicto interno en Colombia.
Cuando se firmó la paz hace dos años, su labor parecía haber terminado y las monjas scalabrinianas que lo gestionan contemplaron cerrar el refugio de 25 camas.
Ahora vuelve a rebosar, esta vez por la llegada de refugiados venezolanos. La difícil situación que atraviesan muchos en el país vecino probablemente atraerá la atención del papa Francisco a su llegada a Colombia el miércoles. Aunque el viaje busca celebrar el histórico acuerdo de paz alcanzado entre el gobierno de Bogotá y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aumenta la presión para que en sus seis días en el país el primer pontífice latinoamericano de la historia se pronuncie en contra del ejecutivo venezolano tras el empeoramiento de los disturbios en las calles de la nación.
Ya sea gestionando comedores sociales en barrios pobres de Caracas o intentando abrir un diálogo entre el gobierno y la oposición, la iglesia católica se ha ido implicando cada vez más en la crisis venezolana. Esto suele producir enfrentamientos con partidarios del presidente Nicolás Maduro y roces dentro de la jerarquía eclesiástica. Obispos venezolanos viajarán a Colombia para reunirse con Francisco durante su visita, aunque no está claro cuál será el mensaje del pontífice en público o en privado.