Crisis financiera se la pone difícil a los  recién graduados de EE. UU.

Crisis financiera se la pone difícil a los  recién graduados de EE. UU.

WASHINGTON (AP) – Al término del semestre en las universidades de todo Estados Unidos, los estudiantes nerviosos tienen las mismas interrogantes sobre el futuro que les espera conforme se aproxima la fecha de su graduación, por el temor de hallarse en un callejón sin salida ante la economía en recesión.

Ese fue el caso de Josh Donahue, de 23 años, quien planeaba trabajar como analista financiero tras graduarse de la Universidad Estatal de Oregón, con un título de Economía, pero la realidad fue otra y actualmente busca algún trabajo manual. Mientras tanto, vive con sus tíos y recibe ayuda pública con cupones de alimentos.

“Todo esto parece una pesadilla, haber terminado mis estudios en el peor momento”, comentó. “Y con un título de Economía que en realidad no te permite entender la economía muy bien”, agregó.

Tener una oportunidad es el tema prevaleciente entre los universitarios que tratan de establecer qué papel pueden desempeñar en medio del peor momento económico que haya conocido su generación, según una encuesta de AP-mtvU realizada en 40 universidades.

Los jóvenes están nerviosos no sólo por su situación financiera y sus posibilidades de empleo después que se gradúen, sino por las presiones de que son objeto sus propios padres, normalmente la piedra angular de sus existencias. Casi uno de cada cinco universitarios encuestados dijo que por lo menos uno de sus padres perdió el empleo el año pasado.

Muchos jóvenes se han refugiado en los estudios de maestría o doctorado, a fin de ganar tiempo hasta que el economía mejore a expensas de acrecentar su deuda en préstamos universitarios, pero otros que deseaban hacerlo han tenido que abandonar la idea debido al costo.

En la Universidad George Mason, de Fairfax, estado de Virginia, a Adrian Solomon, de 21 años, le falta un año para completar sus estudios de ingeniería de sistemas. Dice que su madre, quien mantiene a otra hija de 16 años y a una niña de un programa de ayuda infantil, “trata de ayudarme algunas veces, cuando lo necesito”.

La vida tampoco es nada fácil para Jake Lear, de 21 años, que estudia arte digital en la misma universidad. Durante el semestre que acaba de concluir tuvo tres trabajos y este verano consiguió uno de tiempo completo. Durante el año académico, Lear vive gratis en la universidad a cambio de encargarse de asesorar a los estudiantes que recién ingresaron al centro de estudios. Pese a toda la preocupación reinante, existe una gran sensación de determinación y espíritu de lucha.

Los estudiantes no esperan que la vida sea muy fácil durante sus años universitarios y parece que tienen la convicción firme de que su esfuerzo por educarse habrá valido la pena, al final.

Buchi Akpati, de 18 años, también tuvo tres trabajos este semestre; uno cibernético, otro en el gimnasio y el tercero, como consultora de belleza. Estudia biología, Medicina Básica y español, además de dos cursos durante el verano. “No tengo tiempo para dormir”, comenta sin amilanarse. “Esa es la situación”. La encuesta abarcó asuntos de dinero y de estado de ánimo entre los estudiantes con respecto a presiones financieras, posibilidades de empleo, estrés y depresión.

 Estos son los principales resultados:

 -Un 22% de los universitarios dijo estar preocupado por tener suficiente efectivo para completar la semana y más de un tercio confesó sentirse preocupado por las finanzas de sus padres.

-Casi uno de cinco universitarios decidió este año continuar sus estudios para la maestría o doctorado porque un simple título universitario no sería suficiente para obtener un empleo.

 -Un 11% de quienes dijeron que sus padres habían perdido su empleo dejaron de lado la idea de continuar con sus estudios por falta de dinero.

 -Un 32% dijo que las preocupaciones financieras les provoca estrés, un aumento con respecto al 27% del año pasado.

 El nerviosismo se deja sentir en todas las universidades, aún después que terminaron los exámenes. Sin embargo, también reina la conformidad. En el caso de Larry Robertson, quien no se desalienta después de haber enviado 29 solicitudes para pasantías este verano sin haber recibido respuesta alguna, aún queda algo de esperanza, porque le concedieron una entrevista de trabajo. “Tengo que conseguir trabajo de todas maneras”, manifiesta.

El joven vive en casa de sus padres y dedica los viernes y muchos otros días para ayudar en el cuidado de su abuela. Se graduará en diciembre de estudios en sociología y antropología, pero aspira a continuar en la Facultad de Derecho. “Actualmente no voy a sitio alguno, no me compro ropa y llevo una vida académica muy estricta”, destacó Robertson.

En Grants Pass, Donahue se pregunta cuándo mejorará la situación. Mientras analiza su situación, el estudiante de Ciencias Económicas lamenta haber extendido sus estudios a cinco años, pensando que podría haber sido contratado en alguna firma financiera si hubiera terminado en cuatro.

Sin embargo, es muy difícil que hubiera durado mucho tiempo en un sector tan golpeado por la crisis. Comparte los 200 dólares mensuales que recibe en cupones de alimentos con sus tíos como pago de alquiler y se ha postulado a varios trabajos, en un servicio de distribución a domicilio, como dependiente en un hotel, como cajero en un banco y en un cargo de oficina en una empresa de seguros.

También ha pensado postularse para estudiar derecho. “Es muy incómodo tener un título universitario y tener que pedirle ayuda a la gente”, comentó. “Es muy desmoralizador”, agregó.

La encuesta, que tiene un margen de error de más o menos 3%, fue realizada entre el 22 de abril y el 4 de mayo por la agencia Edison Media Research y se basa en 2.240 universitarios entre 18 y 24 años.

La cifra

22%  De los universitarios  dijo estar preocupado por tener suficiente efectivo para completar la semana y más de un tercio confesó sentirse preocupado por las finanzas de sus padres.

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