Crisis financiera

Crisis financiera

Los balances de las instituciones financieras constituyen una buena herramienta para explicar la crisis. Empecemos por el balance de los bancos: sus activos están formados por los préstamos y las reservas (disponibilidades en efectivo); sus pasivos, por los depósitos, y el capital (fondos propios) es el exceso del valor de sus activos con relación al valor de sus pasivos. Por norma obligatoria, los bancos deben mantener fondos propios en una proporción mínima con relación a su activo total del 8% al 12%.

Operan otras instituciones financieras menos reguladas que no captan depósitos a la vista, como los Fondos de Inversión: sus activos (valorados a precio actual de mercado) son inversiones en valores (portafolio) que van desde papeles comerciales y acciones de la Bolsa hasta derivados financieros, que son instrumentos financieros vinculados a otros instrumentos financieros, por ejemplo, préstamos titularizados, contratos a futuro de mercancías (petróleo, oro, trigo) o divisas.

 Su pasivo son las obligaciones frente a sus clientes por concepto de adquisición de participación en su portafolio de inversiones, desagregado en “productos” llamados fondos mutuos. La diferencia entre su activo y su pasivo es su capital, que no está sujeto a ninguna norma mínima obligatoria.

El mercado financiero más grande del mundo, los Estados Unidos, creó una facilidad de otorgar préstamos hipotecarios a clientes riesgosos (con poca capacidad de pago) a tasa de interés fija los primeros dos años y luego variables. Los bancos, a su vez, vendían estos préstamos en forma de bonos a los Fondos de Inversión a altas tasas de interés. Con la recuperación de los préstamos hipotecarios los bancos le pagaban los intereses a los Fondos.

Cuando empezaron a aumentar los intereses de los préstamos hipotecarios, los clientes tuvieron que vender sus casas para pagar los préstamos y eso creo una fuerte caída de los precios de las viviendas. Ahora las casas valían menos que los préstamos (incluyendo los sanos) y cuando los bancos tenían que ejecutar las hipotecas, al vender las casas para tratar de recuperar el principal, aceleraban la caída de los precios (y sus pérdidas). Los bancos no podían pagar más los rendimientos de los bonos y el valor de los activos respaldados por las hipotecas en el portafolio de los Fondos empezó a bajar.

Como el capital de los Fondos de Inversión es menor que el de los bancos, la caída del valor de mercado de sus activos los llevó a la insolvencia. Al tratar de vender sus activos contaminados (tóxicos) para obtener liquidez, tanto los bancos como los Fondos no encontraron compradores. El mercado de préstamos interbancario y de papeles comerciales (mercado monetario) también se frisó.

Ante la extensión global del problema, las expectativas de los agentes económicos (“lo que cree la mayoría que cree la mayoría”), todos corrieron al mismo tiempo hacia el activo de mayor liquidez internacional (el dólar) vendiendo sus activos en los mercados financieros (Bolsas) para minimizar las pérdidas anticipadas.

En un mercado de vendedores y sin compradores, el precio se desploma.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas