Crisis integral: causas y alternativas

Crisis integral: causas y alternativas

La nación dominicana está gravemente herida a consecuencia de una grave crisis económica y una creciente perturbación política.

La crisis económica es integral y tiene bases estructurales. La crisis -de acuerdo incluso a las amañadas cifras del Banco Central- toca todas las vertientes de la llamada macroeconómica:

* El crecimiento económico se fue a pique y septiembre del año 2003 cerró con un descenso del PBI a -1%.

* La inflación fue registrada por el propio Banco Central de la República Dominicana en 42% en el 2003, y en enero del 2004 volvió a repuntar.

* La devaluación del peso respecto al dólar llegó al 100% en el 2003.

* Las reservas internacionales cayeron, en diciembre del 2003, a la irrisoria suma de 124 millones de dólares.

* La Balanza de Pagos a septiembre del 2003 registró un déficit de 375 millones de dólares y el déficit comercial superó los 3,200 millones de dólares.

Está clarismo, pues, que se han juntado todos los llamados desequilibrios macroeconómicos para darle un carácter integral a la crisis económica.

Antecedentes, detalles, causas y efectos de esta crisis económica. Estamos ante una crisis económica y social acumulativa, provocada por el modelo y las políticas neoliberales que se le han agregado a la prolongada crisis estructural del capitalismo dependiente dominicano.

a) Responsabilidad del gobierno del PLD. Esta crisis del modelo neoliberal, imposible de superar dentro de sus marcos, no empezó en este gobierno, pero sí a un nivel dramático al final de su gestión.

Sus causas se remontan mucho más atrás, y las primeras expresiones de los llamados desequilibros macroeconómicos tuvieron lugar durante la pasada administración de Leonel Fernández.

No es verdad que el gobierno de Leonel nada tuviera que ver su gestión con el desastre actual. Por el contrario, dejó una herencia económico-social realmente nefasta.

Optó por un crecimiento económico ficticio, vulnerable, basado en el incremento de las importaciones; agotando los recursos de vaca gorda de las remesas, de la expansión del turismo y de las zonas francas.

Provocó por esa vía, en el año 2000, un déficit comercial récord de más de 5,000 millones de dólares, y un déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos de 1,200 millones de dólares; creando así las precondiciones para un nuevo endeudamiento externo.

Toleró altos niveles de repatriación de dividendos de las empresas extranjeras y propició un proceso de privatización de las empresas públicas sumamente lesivo para la economía nacional y para los niveles de vida del pueblo.

Auspició una gran estafa en el sector energético para beneficio de Unión Fenosa, de la AES, de la Power, de la Smith-Enron y otras empresas extranjeras, y algo similar en el Consejo Estatal del Azúcar, en Corde y los aeropuertos del país.

Concedió el derecho a la depredación de las cuencas de los ríos a las compañías granceras-areneras y facilitó la aprobación de valiosas reservas naturales por consorcios extranjeros. Protegió y silenció los procesos de quiebra fraudulenta de no pocos bancos y asociaciones de ahorros y préstamos. Y por todas esas vías descapitalizó la nación, empobreció al pueblo más de lo que estaba y creó las precondiciones para la devaluación de la moneda nacional.

El déficit fiscal en agosto del 2000 llegó a los 7,000 millones de pesos cuando el presupuesto era solo de unos 50 mil millones de pesos. Y el déficit «cuasi fiscal» llegó a los 25 mil millones de pesos ese mismo año.

El crecimiento, por demás, se quedó en el ámbito de las elites sociales y políticas del país, potenciando a la vez la corrupción administrativa y el tráfico de influencia.

b) Hipólito le siguió los pasos. Hipólito Mejía sencillamente siguió ese camino y continuó ascendiendo en la escalera del modelo neoliberal. Agregó más corrupción y emprendió la ruta de la reelección que Leonel no pudo transitar (aunque deseos no le faltaron), hasta llevar al país al desastre actual, incorporando a la crisis nuevos y más graves desequilibrios macroeconómicos y un deterioro social más profundo y extenso (aceleran el empobrecimiento del pueblo y de las capas medias, provocando mayor desempleo, quiebras profusas en el sistema empresarial, constreñimiento económico a todos los niveles, desabastecimiento y tendencia al colapso).

Agregó también más ineptitud, más groserías, más burlas indignantes y más desfachatez.

Sumó a los viejos males nuevos problemas, tal y como ha sucedido en todos los países del continente que han aceptado la falacia del libre comercio, las privatizaciones, los ajustes del FMI y del BM, los TLC, la flexibilización laboral, el libre cambio, las desregulaciones y el abandono del papel rector del Estado con traspaso de todo el poder al mercado y a la gran empresa privada (sobre todo a las transnacionales y gran capital financiero).

Proceso similar al que en todas partes provoca el reinado del neoliberalismo asociado a las partidocracias corrompidas en sociedades como la nuestra.

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