Crisis no llega a pasarela de Cibeles

Crisis no llega a pasarela de Cibeles

MADRID. EFE. Sin tener en cuenta los tiempos de crisis, los diseñadores Hannibal Laguna y Andrés Sardá hicieron ayer un canto al lujo, la riqueza y la sofisticación con unas colecciones que visten a una mujer que va de fiesta en fiesta o navega en cruceros.

Solo vestidos en la colección de Hannibal Laguna, encargado de cerrar la tercera jornada de la “Madrid Fashion Week”, en la que Lydia Delgado y Carmen March convencieron con sus propuestas.

Rasos, organzas, tafetas, gazaar plisada, en empolvados en rosa, azul o arena para vestidos que enseñan las piernas. Escotes palabra de honor o asimétricos enriquecidos con pliegues y lazos, faldas abullonadas y grandes volúmenes tipo nubes de algodón, y prendas adornadas con cristales que forman pequeñas joyas.

Dulce, sensual y femenina, la superposición de texturas matiza cada una de las piezas de Hannibal Laguna, en las que plisados, tablas y sofisticados drapeados perfilan las líneas del cuerpo, y, para acabar, presenta un sutil vestido que recuerda a las bailarinas clásicas.

Más sobria, Lydia Delgado acertó de nuevo con una colección en la que parte importante es su serie marinera, “look” que la diseñadora está convencida va a ser tendencia el próximo verano.

En una revisión y actualización total de este estilo, ha creado vestidos, faldas y camisas con grandes plisados, en negro con remates en beige o en rayas.

“Pas de Deux en La Habana” comienza con creaciones inspiradas en la mujer cubana que sale a la calle casi en ropa interior. Esto se traduce en shorts, algo lenceros, y en pequeñas chaquetas con puntillas.

En otra serie, recicla los camiseros de lunares, que sobrepone a largas faldas de vuelo irregular, para pasar a una mujer rotunda, en negro, con abullonados, también irregulares, y tocadas con grandes turbantes.

Los bordados de pájaros en latón, estaño y joyas antiguas enriquecen los vestidos finales, entre los que destaca el confeccionado con tiras de organza y satén en tonos malva y negro.

Su búsqueda de lo natural ha llevado a Carmen March hasta Japón, donde ha encontrado los tejidos de su colección en lino y algodón 100% naturales.

Con estos clásicos de camisería de hombre ha construido una atractiva colección de costura inspirada en el oeste americano, con muchos cuadros y estampados en una mezcla poco frecuente.

Sin casi tejidos lisos, todo confeccionado a mano, sus vestidos largos de noche se combinan con zapatos planos y accesorios en materiales naturales, en una colección que tuvo buena acogida.

March coincidió con José Miró en una tendencia que también se ha repetido en otros diseñadores y que apuesta por los tiros de los pantalones muy largos, algo que es difícil llegue a cuajar al no favorecer ni a las modelos.

En “Flaneur”, Miró presentó una mujer que viste cómoda, funcional, con vestidos muy cortos de cortes asimétricos, amplios monos y pantalones. Sus etéreos vestidos de noche transparentes fueron muy aplaudidos.

Las ninfas de Andrés Sardá llenaron de magia y fantasía la pasarela. Aire, bosque, agua, fuego, se representan en los rojos, azules, verde, amarillo, y en los estampados de mariposas y de insectos.

Bañadores que acaban en vestidos, lujosas prendas más para vestir de noche que para el baño, Sardá volvió a hacer un canto al glamour y la sofisticación.

Fiel a la mujer que viste sus prendas, Kina Fernández volvió a prestar especial atención a los tejidos en unas prendas inspiradas en los años 20 y 30. 

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