Crisis or not crisis. Ese es el problema

Crisis or not crisis. Ese es el problema

EDUARDO KLINGER PEVIDA
Con este titulo estoy parafraseando una frase célebre de Shakespeare, autor de Hamlet y escritor insigne de la literatura inglesa: to be or not to be: that is the question (ser o no ser: ese es el problema).

No hay muchas dudas de que la economía norteamericana se encuentra en la antesala de una crisis. La FED   el Banco Central norteamericano   acaba de reducir drásticamente las tasas de interés, expresión de serias preocupaciones; Merryl Linch   una prestigiosa institución financiera de alcance mundial   y otros importantes centros  se han pronunciado altamente preocupadas sobre el futuro económico inmediato. 

Sin embargo, el Presidente de los Estados Unidos ha declarado que no hay motivo de preocupación, la economía está bien y es estable y la situación está bajo control. No tenga Usted la más mínima duda de que en el equipo económico de la presidencia la inmensa mayoría de los economistas se dan cuenta de que el momento es para preocuparse.

Quizás el Presidente he decidido abrigar, contra todo razonamiento y asesoramiento   la defensa de una causa que desde ya parece perdida,   agregando un eslabón más a lo que ya les expuse en el pasado artículo.

Aunque algunos a veces pretenden ignorarlo, o lo olvidan, la economía capitalista funciona, inevitablemente, a través de crisis periódicas. Es lo que usted puede apreciar en cualquier texto de economía   antiguo o moderno   y que generalmente denominan «el ciclo».

Es verdad que cuando estamos en una fiesta muchos beben como si no fueran a sufrir una resaca a la mañana siguiente. Así pasa con muchos en las esferas de gobierno y empresariales: mientras que la economía crece actúan y piensan como si el ciclo hubiese dejado de existir.

La economía es una ciencia bien compleja y compuesta por múltiples leyes pero, a diferencia de las ciencias exactas, como ciencia social, sus leyes se expresan por la acción de los hombres y mujeres en funciones, tanto en el sector público como privado, y decisiones erróneas pueden alterar el lógico desenvolvimiento de los fenómenos económicos. Además, en la economía están muy presentes aspectos sicológicos que pueden tener una incidencia catastrófica en el comportamiento de los procesos económicos. La incertidumbre, el temor o pánico, la duda, pueden generar reacciones en cadena creando un escenario de desastre. Por ejemplo, el temor o la sospecha de que pueda profundizarse la restricción al crédito que se ha observado en la economía mundial en semanas recientes pudieran llevar a una venta masiva de acciones y, en consecuencia, al derrumbe de sus cotizaciones en las bolsas de valores.

Con frecuencia, la economía le plantea dilemas serios a los economistas y, por ende, a los estadistas. Hay ocasiones en que no queda muy claro qué se debe atacar, si la inflación o el peligro de recesión. Grave situación, por que lo que es bueno para enfrentar a uno de ellos favorece el otro y si este último era el verdadero peligro en la coyuntura en cuestión, el desastre es inevitable.

La reducción en las tasas de interés   que acaba de decidir la FED   es un recurso para introducir liquidez (la reducción en las tasas de interés desestimula el depósito) ante la preocupación que genera la contracción del crédito; pero ello alienta la inflación al aumentar el flujo monetario y con ello la demanda.

En el propio Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal, la FED, que es la instancia donde se regula la política monetaria norteamericana no hay un criterio claro con relación al peligro de la inflación. En el mes de julio se externaron opiniones de varios de sus miembros discrepando del pareder del Presidente de la FED, Ben Bernanke, con relación a cuán presente podía estar el peligro de inflación. No es una situación nueva.

Cuando el país se adentraba en la terrible crisis de 1973 a 1975 en el momento en que el Presidente Ford declaraba que el enemigo número uno de la economía era la recesión, simultáneamente el Sr. Rockefeller anunciaba que el peligro venía de la inflación.

En momentos de peligros de crisis se requiere de mucha sabiduría.

¡Sabiduría! Palabra clave y, a veces, escasa.

Tenemos que seguir con el tema la próxima semana.

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