Crisis Oriente Medio domina cumbre G-8

Crisis Oriente Medio domina cumbre G-8

SAN PETERSBURGO, Rusia (AFP) .- La cumbre del G8 se inició ayer sábado en San Petersburgo, al noroeste de Rusia, convertida en una reunión de crisis de los grandes dirigentes del mundo tras la brutal escalada de violencia en Oriente Medio.

El presidente estadounidense, George W. Bush, y el ruso, Vladimir Putin, se reunieron poco antes del comienzo de la cumbre en una entrevista centrada en gran parte en la espiral bélica entre Israel y sus vecinos.

“Compartimos las mismas preocupaciones. Nos inquieta la violencia. La pérdida de vidas inocentes nos consterna”, dijo Bush en una rueda de prensa conjunta posterior a la reunión.

Según Bush, Putin quiere un “diálogo pacífico” en la región, donde fuerzas israelíes lanzaron importantes operaciones en Líbano y Gaza, tras la captura de varios de sus soldados. “Hay un riesgo real” de extensión del conflicto a otros países de la región, advirtió por su parte el ministro de Defensa ruso, Serguei Ivanov. Los mismos temores tenían los dirigentes británicos. “La situación es muy grave, y debemos ocuparnos de ella urgentemente”, afirmó un portavoz del primer ministro Tony Blair en el avión que lo llevaba a San Petersburgo. “No basta con hablar. Hay que fijar un orden del día que permita reducir las tensiones”, añadió. Stephen Hadley, consejero estadounidense de Seguridad Nacional, coincidió en que “hay un riesgo de escalada (de la violencia) en la región, que todos deseamos evitar”.

Sin embargo, tras estas fórmulas diplomáticas, las divergencias entre Washington y Moscú sobre lo que ocurre en Medio Oriente parecen evidentes. Bush destacó en la conferencia de prensa la responsabilidad de los milicianos libaneses del Hezbolá en esta espiral de violencia. “La mejor manera de detener la violencia es que el Hezbolá deponga las armas, que deje de atacar” a Israel, afirmó el inquilino de la Casa Blanca.

Por su lado, Putin abogó por que Israel tenga una réplica “proporcionada” —expresión que utilizaron otros países europeos—, y condenó los secuestros de soldados israelíes pero también “los ataques contra territorios de otros Estados”, en alusión a las operaciones militares de Israel en Líbano.

En todo caso, parecía difícil el sábado por la noche imaginar qué medidas eficaces podría proponer el G8 para acabar con la crisis, además de estos llamados a la moderación y al diálogo.

Además de los miembros del G8 (Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania, Rusia, Japón), asisten a la cumbre, como invitados, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, que llegó el sábado, y el mexicano, Vicente Fox, que lo hará el domingo.

También están invitados mandatarios de otros paises emergentes, como China, India y Sudáfrica.

El G8 debía centrarse inicialmente en temas de seguridad energética, pero la ofensiva israelí en Líbano situó a Medio Oriente en el primer plano de las conversaciones.

En este contexto, otros temas fijados en la agenda por la presidencia rusa —seguridad energética, lucha contra enfermedades infecciosas, educación— podrían quedar relegados a segundo plano.

Sin embargo, las estancadas negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para liberalizar el comercio mundial podrían recibir un “empujón” político por parte de los líderes del G8, tal como desea el presidente brasileño.

Lula aboga desde hace meses por una cumbre de jefes de Estado para impulsar la Ronda de negociaciones lanzada en 2001 en Doha, capital de Qatar.

En todo caso, la cumbre del G8 tuvo un mal comienzo para Rusia, una de las raras potencias que no integra la OMC, con 149 países miembros: el sábado por la mañana se anunció que Estados Unidos rehúsa de momento dar luz verde al ingreso de Moscú en la organización.

 Bush bloquea Rusia

SAN PETERSBURGO, Rusia (AP) _ En el preludio de la reunión del G-8, el presidente estadounidense George W. Bush bloqueó ayer la entrada de Rusia a la OMC, y su homólogo ruso Vladimir Putin comentó burlón que su gobierno no desea el tipo de democracia plagada de violencia que Estados Unidos ha impuesto en Irak.

Como anfitrión de la cumbre del Grupo de los Ocho, Putin desea fervientemente que se apruebe la entrada de su país a la Organización Mundial de Comercio, y Estados Unidos es la única nación que no ha firmado tal aspiración rusa.

«Somos negociadores difíciles’’, comentó Bush, refiriéndose a que cualquier acuerdo deberá contar con el respaldo del Congreso de Estados Unidos.

   La violencia en un momento de tensiones entre Occidente, Irán y Siria es otro de los temas que serán abordados en el encuentro del G-8, el cual comenzó el sábado en la noche con una cena patrocinada por el anfitrión.

   Al final de la comida y sin entrar en detalles, Putin se reunió con la prensa a la medianoche y dijo que creía que Israel estaba persiguiendo objetivos mayores en su campaña contra Líbano, más allá del rescate de sus dos soldados secuestrados.

   «Aunque el asunto está complicado, deben aplicarse los máximos esfuerzos para resolver la situación de una manera pacífica, y creo que todos los esfuerzos no han sido agotados’’, insistió en la madrugada del domingo.

   «Nosotros, los rusos, lamentamos… que en la víspera (de la cumbre) del G-8… veamos una escalada de la crisis en el Medio Oriente’’, agregó.

   Previo a la cena, bromeando el uno con el otro alternativamente, Bush y Putin expresaron en una rueda de prensa conjunta las diferentes opiniones que tienen sobre la escalada de violencia en Medio Oriente.

   Aunque se tomaron una foto juntos, hubo poca calidez entre ambos líderes, pero sin llegar a la tensión de hace 17 meses, cuando en Eslovaquia Bush cuestionó la democracia rusa frente a Putin. La rueda de prensa dejó en evidencia las divisiones que dominarán la cumbre de este fin de semana de los líderes del G-8.

   Bush responsabilizó al grupo islamista Jezbolá y a Siria por las hostilidades, con una posición más dura que su colega ruso, quien también criticó a Israel.

   El sábado Putin expresó que era inaceptable tratar de alcanzar objetivos políticos a través de secuestros y ataques contra un estado independiente. «En este contexto, consideramos que los temores de Israel están justificados’’.

   Al mismo tiempo, dijo, «el uso de la fuerza debe ser equilibrado’’.

   Israel comenzó la ofensiva militar contra Líbano después que los guerrilleros de Jezbolá capturaron a dos de sus soldados y mataron a otros ocho el miércoles, en un ataque fronterizo. Desde entonces, Jezbolá ha disparado cientos de cohetes contra el norte israelí y la respuesta de Israel ha generado más de 106 libaneses muertos, en su mayoría civiles.

   «La mejor forma de frenar la violencia es que Jezbolá deponga sus armas y deje de atacar’’, puntualizó Bush el sábado. «Y en consecuencia, pido a Siria que ejerza su influencia sobre Jezbolᒒ.

   Se espera que el G-8 _integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Japón, Italia y Rusia_ emita una declaración sobre la crisis en Líbano.

   Otro de los temas de la agenda es Georgia, ex república soviética donde dos regiones han desatado tensiones separatistas, apoyadas por Rusia. El presidente de esa nación, Mijail Saakashvili, visitó la Casa Blanca la semana pasada. 

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