Crisis política y la economía

Crisis política y la economía

El FMI tiene una visión robusta de nuestra economía. Pronostica que avanzará un 5% en 2019, lo que es buena noticia, implica que con éxito enfrenta desafíos intensos que ocurren al mismo tiempo y que generan fuertes vientos en contra. Me refiero a dos hechos puntuales.
Uno, el decepcionante desempeño del comercio y PIB global por la guerra de tarifa Trump-Xi Jinpìng. Pasa factura a nuestro comercio exterior, totalizó US$20,314.7 millones en enero-agosto 2019, con un aumento interanual de solo 2%, muy por debajo del PIB cuando se supone que deben avanzar más o menos en pareja.
Los componentes de nuestro comercio. El valor de las importaciones, que resta en el PIB, interanual creció 2% y 4% las exportaciones. Cuando ajustamos las tasas de crecimiento por el índice de precios de bienes transables (2.35%), se tiene que el volumen importado decreció treinta y cinco décimas, y el exportado aumentó 1.65%. El diferencial (1.65% – (-0.35%)) de 2% fue el aporte del sector exterior neto al crecimiento de 4.7% del PIB en enero-agosto 2019.
Implica que la demanda nacional contribuyó con 2.7% (4.7% – 2%), menos que en los últimos años, por la desaceleración del consumo privado, que aporta 63% de la demanda nacional, también de la inversión de las empresas, que contribuye con 25%. Ambos enfriamientos pesaron en el menor volumen de bienes importados.
Y dos, la crisis política interna. Se origina cuando Leonel Fernández decide no aceptar el veredicto del soberano, a pesar de caérseles como si fueran naipes las hipótesis de fraudes que puso sobre la mesa, desde conteos engañosos a trampas electrónicas para torcer tendencias probabilísticas.
Aclaro, parece que sus asesores no le explicaron que se requería el estricto cumplimiento de condicionantes matemáticos para que fuera alta la probabilidad de que la tendencia de sus números pudiera mantenerse hasta el final. Algunos de los condicionantes no se cumplían. Es otro tema.
Acelera la crisis política cuando no acepta sus errores. Como Peña Gómez con él en 1995, minimizó la candidatura de Gonzalo Castillo. No computó la posibilidad de perder, violando la regla fundamental de la democracia: el que pierde, sin importar la diferencia de votos, perdió y debe aceptarlo con humildad. Que puso en juego su liderazgo partidista y lo perdió.
Piensa que le queda un tiro en la culata, desde otro partido buscar la revancha con Gonzalo Castillo y Danilo para recuperar el poder político y el partido en una segunda vuelta. Claro, si lo dejan, necesita que los organismos electorales se hagan los locos y acepten su candidatura.
Que nadie se engañe, no obstante el buen desempeño que trae la economía con estabilidad de los precios macroeconómicos como lo certifica el FMI, nos afecta la crisis mundial. Se debe aceptar y actuar, no tenemos margen fiscal para responder antes un shock externo inesperado, gobierno, empresarios y políticos deben centrar su atención en la solución de los problemas estructurales que aquejan la economía.
La coyuntura internacional no puede ser peor, los flujos comerciales y financieros pueden secarse y traer sorpresas a economías endeudadas en dólares como nosotros. Para evitar ajustes dolorosos el reto es consensuar un paquete de medidas precautorias que blinde la economía antes los riesgos globales que nos asechan.