Crisis por las Malvinas impacta el turismo de Chile y Argentina

Crisis por las Malvinas impacta el turismo de Chile y Argentina

SANTIAGO DE CHILE (AP) — El conflicto entre Argentina y Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas y las protestas sociales en el sur de Chile han afectado el turismo de los tres países al impedir que cruceros con miles de visitantes toquen puertos chilenos y argentinos.

En la última quincena de febrero al menos cuatro paradas de cruceros tuvieron problemas.

Dos fueron rechazados en el puerto de Ushuaia, en Argentina, donde las autoridades regionales decidieron prohibir le llegada de los buques que venían de las Malvinas, conocidas como Falklands por los británicos.

Se trata del «Star Princess», con 2.850 pasajeros, y el «Adonia», con 710 turistas.

Y en la región chilena de Aysén, donde recalan varias de las embarcaciones que pasan por Ushuaia, las protestas sociales que han bloqueado caminos y generado escasez hicieron que las empresas suspendieran las visitas de dos cruceros.

El «Balmoral», de la empresa estadounidense Fred Olsen Cruise Lines, con capacidad para 1.350 pasajeros, y el mismo «Adonia», de P & O, filial de la compañía Carnival Corporation. Tanto en Ushuaia como en Aysén, así como en las Malvinas, el turismo que genera la industria de los cruceros es fundamental para la economía local.

 «Estamos tan golpeados que no hemos hecho cálculo económico todavía», dijo a la Associated Press Marcelo Lietti, secretario de la Cámara de Comercio de Ushuaia. Lietti agregó que «lo que ha sucedido es un capricho político y una actitud poco responsable del gobierno de provincia (de Tierra del Fuego)».

Cada pasajero deja en promedio en Ushuaia entre 1.200 y 1.600 dólares por gastos en comidas, excursiones y regalos.

La gobernadora de Tierra del Fuego, la región a la que pertenece Ushuaia, Fabiana Ríos, prohibió recalar a los cruceros porque antes recalaron en las Malvinas.

Adoptó la medida a instancias de ex combatientes de la guerra de las Malvinas, que en 1982 enfrentó a ingleses y argentinos. Gran Bretaña y Argentina se disputan la soberanía del archipiélago, ocupado por los ingleses desde 1833.

La dictadura militar argentina intentó sin éxito recuperar las islas en abril de 1982, lo que desató una guerra que se prolongó por 74 días, en la murieron unos 900 combatientes.

Ríos aplicó una nueva ley que prohibe el ingreso a Ushuaia de buques que explotan hidrocarburos en las aguas de las Malvinas.

La ley «nada (tiene) que ver con lo turístico», afirmó Lietti.

«Todos apoyamos el reclamo por la soberanía de Malvinas, pero no hay que hacerlo por prohibición ni combativo sino con la educación y concientización», añadió.

Ushuaia, que vive del turismo, anualmente es visitado por unas 300.000 personas, de las cuales 70.000 llegan en cruceros.

«Se dejó a unos 2.600 pasajeros a la deriva» se quejó Lietti, al recordar que la prohibición se aplicó apenas unas horas antes de que los turistas pusieran un pie en tierra.

En Chile, por otra parte, el «Balmoral» estaba programado para llegar a Puerto Chacabuco, en Aysén, el 23 de febrero y el «Adonia» recalaría el sábado 3 de marzo.

Ahora hay que esperar que sucederá con el «Prince Albert», que debería llegar el 6.

En el país austral se cancelaron además cuatro viajes de catamaranes locales por la laguna San Rafael, donde los turistas son llevados en autobuses desde Puerto Chacabuco hasta una embarcación que recorre las aguas del lago, rodeado de gigantescas masas de hielo desde las que se desprenden gigantescos pedazos que caen al lago en medio de estrepitosos sonidos.

Francisco Lazo, director del chileno Servicio Nacional de Turismo de Aysén, dijo a la AP que desde el inicio de las protestas sociales, hace poco más de dos semanas, han salido de la zona «por lo menos el 80% de los turistas que debiesen estar en estos momentos en la región», entre 3.600 y 3.800 personas.

El mes más importante para el turismo en Aysén es febrero.

«Debían tener entre el 65 y el 80% de las camas ocupadas, y en estas dos semanas ha bajado. No alcanza a llegar al 20%», precisó Lazo.

En Puerto Chacabuco cada turista de crucero gasta un promedio de 120 dólares durante su permanencia, que no supera las ocho horas.

Enrique Runín, director de la Empresa Portuaria de Chacabuco, dijo a la AP que la suspensión de las recaladas afectan a empresas grandes, medianas, pequeñas, hasta llegar a los artesanos que fabrican los recuerdos que compran los turistas.

Recordó que la zona y el país desarrollaron un gran esfuerzo para incrementar las visitas de cruceros, que bajaron en un 60% en Aysén por la crisis económica mundial del 2008 y un 40% a nivel nacional.

Se trata de una zona de aguas prístinas, bosques salvajes, fauna en peligro de extinción, bellezas naturales y Parques Nacionales, que le significaron ser declarada reserva de la Biósfera.

Entre las medidas que adoptó para atraer a las dueñas de los cruceros están la rebaja en hasta un 80% de la señalización de balizas y una ley que promulgó a fines del 2011 para permitir el funcionamiento de casinos en sus aguas.

Runín explicó que el número de turistas de cruceros bajó de unos 23.000 a poco menos de 11.000 a comienzos del año pasado.

Las medidas e incentivos adoptados tienen como meta aumentar a unos 15.000 los visitantes que arriban en buques.

Al 2011 habrá que restar, hasta ahora, los pasajeros que viajan en el «Adonia» y en el «Balmoral».

El «Star Princess» inició su viaje en Río de Janeiro el 18 de febrero y el «Adonia» zarpó el 13 de enero desde Inglaterra, para un crucero de 87 días por América del Sur. Julie Benson, vicepresidenta de relaciones públicas de la empresa que maneja el «Star Princess» dijo a la AP que la primera repercusión a la prohibición argentina para la recalada del buque en Ushuaia «fue la decepción a los pasajeros por no haber podido visitar un puerto en el itinerario programado».

Dijo que seguirán atentos la situación en la próxima temporada de cruceros que se inicia en diciembre de este año. Gran Bretaña reaccionó muy molesta por la medida contra los cruceros británicos y pidió la colaboración de la Unión Europea en el asunto.

Rogers Edwards, el jefe de la legislatura de las Falklands, como los británicos llaman a las Malvinas, señaló a la AP que «pretendemos aumentar la industria de los cruceros, odiaría que algo surgiera para detenerla. En las islas Falkland damos la bienvenida a los buques cruceros.

A ellos les encanta venir aquí y ver un ambiente natural, totalmente impoluto».

En Argentina la solución a los problemas del turismo que enfrenta Ushuaia está supeditada a que las tensiones que enfrentan al país con Gran Bretaña se calmen.

En Chile la rebelión de Aysén concluirá cuando el gobierno del presidente Sebastián Piñera entregue soluciones a las demandas de la zona, que van desde rebaja a los precios de los combustibles, salario mínimo regional, incremento en las pensiones básicas, una universidad, y beneficios para los pescadores artesanales.

El gobierno envió desde Santiago a Aysén policías antimotines para reprimir las protestas, lo que desató una fuerte e inusual represión en la zona, cuyos caminos están cortados por camioneros y barricadas de neumáticos encendidos.

Esto causó escasez de combustibles y de alimentos básicos.

 

 

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