Por José Alfredo Espinal/Goiry Reyes
Cierto hermetismo por el desenlace que habrá de transcurrir próximamente reinaba ayer en las comunidades fronterizas de Dajabón y Juana Méndez, como consecuencia del conflicto generado por la construcción de un canal por parte de supuestos sectores privados haitianos para desviar las aguas del río Masacre.
La crisis provocó que el Gobierno dominicano dispusiera el cierre del paso fronterizo por esta provincia y la suspensión del visado a los ciudadanos del vecino país hasta que haya una solución al impasse.
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La incertidumbre mantiene en vilo a los residentes de ambos países. Ayer, por el lado dominicano se encontraban los soldados del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) cuidando la línea limítrofe para evitar el ingreso a territorio dominicano de ciudadanos haitianos. Los militares utilizan armas de alto calibre mientras se desplazan en vehículos todo terreno y motocicletas.
En cambio, del lado de Haití hay un despliegue de fuerzas especiales, policías y militares en su zona limítrofe donde se levanta el canal de riego.
Ante los trabajos por inexpertos haitianos que construyen ‘el canal de la discordia’ de manera ilegal en la comunidad de Juana Méndez, Haití, los trabajadores han decidido dejar sin efecto la colocación de las alcantarillas que tenían previsto utilizar al principio y ahora preparan un muro de hormigón armado para conectar con el río Masacre.
Según las autoridades dominicanas, con el levantamiento de la obra los haitianos violan los tratados internacionales.
Pese a todo, continúan agilizando los trabajos en desafío a la autoridad tanto de su país como de la República Dominicana.