Lima, 8 jun (EFE).- El presidente de Perú, Alejandro Toledo, regresa hoy a su país tras 17 días de gira por China y Oriente Medio que coincidió con una ola de protestas sociales protagonizadas por agricultores, trabajadores del sector de la salud y mineros.

Ante el ambiente de crispación, los líderes y congresistas de los partidos opositores peruanos pidieron que suspendiera el viaje y regresara al país.

Además diversas denuncias periodísticas alertaron sobre los grandes costes para el erario público de la delegación que acompañó al presidente, que ascendió a 20 personas, entre congresistas y empresarios, y cuyos gastos se elevaron a unos 417.000 dólares.

Durante la ausencia de Toledo, el gran protagonista de la política nacional fue su vicepresidente, David Waisman, quien consiguió acabar con las protestas.

Waisman, apodado «payasito» por los programas de televisión de humor político, provocó preocupación en los funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas por los aumentos de sueldos que ordenaba para terminar con las huelgas, ya que a su entender, iban a desequilibrar el presupuesto público de Perú.

El vicepresidente dijo que «deben renunciar» algunos de los actuales ministros porque «no ayudan a acabar con la pobreza» y manejan sus partidas presupuestarias «sin ponerse el corazón en la mano».

Waisman rompió con las costumbres instauradas por los presidentes peruanos al reunirse durante su breve pero intensa gestión de 17 días con diversos gremios, niños de escasos recursos, enfermeras, policías y disidentes del partido oficialista «Perú Posible».

Sobre la actuación del vicepresidente, el codirector del diario limeño La República, Gustavo Gorriti, señaló que «David Waisman ha demostrado que la risa puede alimentar el poder y que no toda carcajada es corrosiva o sardónica, sino que hay algunas que son aplauso».

«Da la impresión de que hay un gobierno que soluciona problemas: no es sólo hacer un buen gobierno básico en lo político sino también en lo económico», añadió a la vez que indicó que sus críticos no se explican que «esa iniciativa la haya tomado una persona simple, pero con sentido común, como Waisman».

Gorriti comparó al vicepresidente como el personaje literario Sancho Panza cuando gobernaba la ínsula Barataria y que fue un digno alumno de don Quijote en el momento de gobernar.

David Waisman, que es empresario, señaló durante su permanencia en la jefatura del Estado que se mantuvo en contacto diario con Toledo, quien por el hilo telefónico lo «felicitó por su trabajo» a la par que dijo que «entre dos amigos no existen celos ni incomodidades».

«Aquellos envidiosos que no han hecho nada por el país cuando han tenido las riendas de éste, que sigan envidiando. Yo sigo trabajando y demostrando qué cosas soy capaz de hacer por el país», sentenció Waisman.

Durante su viaje Toledo se reunió con las más altas autoridades de Israel, Jordania y China así como con diversos grupos empresariales de esos países vinculados a la minería, el petróleo, gas, la electrificación rural y agricultura, entre otros.

En Israel Toledo analizó con su homólogo israelí, Moshe Katzav, la relación bilateral entre los dos países y, en concreto, las posibilidades de ampliar la cooperación en materia agro-industrial, turismo, educación y tecnología.

Entre los logros de su viaje a Jordania destacan el hermanamiento entre la histórica ciudad peruana de Machu Picchu y la jordana de Petra y la firma de varios tratados de cooperación bilateral.

Petra y Machu Picchu son dos centros destacados en el turismo mundial, cuna de sendas civilizaciones milenarias.

Durante su permanencia en China, Toledo dijo a EFE que de esa visita «lleva una alforja cargada de resultados concretos, de esperanza y acercamiento entre China y Perú, la Comunidad Andina y la Comunidad Sudamericana de Naciones».